Mariano Ortiz
Santamaría
Mariano Ortiz Santamaría nace en 1861 en la vecina
población de Altea, hijo de Jaime Ortiz y de Amparo Santamaría, casado con la
calpina María Avargues Pastor, oriunda de la partida de la Ermita Vella en Oltá.
Hija de José A. Avargues Santacreu y Clara Teresa Pastor.
Mariano y María se establecieron en la partida de la
Cabalga muy cerca de la playa de la Fosa en Calpe. Allí explotan una finca de
9.972 metros cuadrados, la mitad dedicada a pastos y el resto en su mayor parte
de algarrobos, higueras y olivos.
El matrimonio tuvo dos hijos Amparo Ortiz
Avargues ( 1890-1959) y José Antonio Ortiz Avargues (1897-….) que falleció en la
Argentina.
Pedro Pastor en su libro Calpe, Gentes y Hechos nos
cuenta”A
finales del pasado siglo existía en Calpe un hombre llamado Mariano Ortiz,
popularmente conocido como el Ti Mariano, que era extraordinariamente grandote,
de una figura anatómica descomunal. Decían que calzaba “un 48 de zapatos”. Y
contaban que por tan enorme corpulencia y desmesurada fuerza, solía imponer la
“ley del más fuerte”, especialmente cuando tomaba dos copas de más, y esto, en
este hombre era bastante normal. Pero lo paradójico es que, según cuentan,
estando sereno era apacible y bonachón.
Lo cierto es que, en aquellos
casos es que se encontraba “alegre”, si invitaba a algún presente en el bar a
tomar una copa, era obligado aceptar, a las buenas o a las malas, pues
arriesgaba que Mariano le vertiera en el rostro el contenido de una copa de
licor. Esto era lo mínimo que podía ocurrir. Algunas veces, por lo visto, se
producía un altercado. Este hombre en tales circunstancias era temerario. Así
pues, unos por tolerancia pasiva y otros por miedo, preferían siempre dejarlo
hacer o marcharse del lugar para evitar contiendas. Aunque, eso sí, con el
natural resentimiento y profundas rabia por dignidad personal y amor propio.
Tales incidencias solían
agravarse cuando tenían lugar fuera de Calpe. Y como botón demuestra se cita lo
que le sucedió en Vergel, a donde, por causa del mal tiempo en el mar, tuvo que
hacer arribada forzosa la embarcación de pesca a vela- parella- en la que iba
embarcado como marinero este personaje con otros pescadores de Calpe.
A un reducido grupo de vegelenses
que se hallaban en un bar de dicha población cuando el Ti Mariano entró esa
noche con algunos compañeros de la tripulación, les quiso obligar por los
referidos medios a tomar unas copas. Algunos de estos hombres aceptaron
la invitación, pero otros, en cambio, se negaron a hacerlo, a pesar de su
insistencia. La consecuencia fue que Mariano, siguiendo su inveterana costumbre,
les vertió el contenido de sus respectivas copas sobre el rostro.
De momento no pasó nada, pero al
cabo de unos días aparecieron en Calpe en una tartana cinco o seis hombres de
Vergel – y se ha de suponer que serian los mismos que resultaron ultrajados y
burlados en dicha ocasión- dispuestos, por lo visto, a saldar su cuenta con
nuestro hombre, o sea, a “despacharlo”.
Preguntaron al entrar en Calpe
por el domicilio de Mariano a algún vecino, e intuyendo éste que no venían en
“son de paz”, alertó diligentemente a sus familiares. De esta forma pudo
esconderse durante unos días hasta que se supo que aquellos forasteros habían ya
marchado del pueblo, y, por tanto, ya no existía peligro alguno de momento. Así
pudo evitarse el encuentro que, con toda seguridad, hubiera sido para el
desafortunado.
El mencionado incidente le
valió al Ti Mariano para que, en lo sucesivo, hallándose fuera de Calpe,
anduviera con más cautela en tales provocaciones. Pero no varió en cambio su
comportamiento en su pueblo. Cuando tomaba dos copas de más, imponía su “mando y
ordeno”.
Y de ahí que, un buen día, un mal
día cabe mejor decir, tuvo lugar un incidente de esta naturaleza, que acabó en
tragedia. Había aquí en Calpe un hombre pequeño, enjuto de carnes, que solía ser
siempre la victima propiciatoria del Ti Mariano. Recibía muy a menudo burlas y
vejámenes del “gigante”, que abusaba de diminuta constitución física. Este era
el Ti Pere Mulet, menudo, de corto genio y “mucha pólvora”, que sentía vivos y
viejos deseos de venganza. Continuamente, y en público, decía con
pronunciamiento algo tartaja “Promte matarem el borrego gros”. Y otras frases
por el estilo, haciendo clara alusión al Ti Mariano.
El ti Pere se hallaba en el
casino ubicado en el piso alto del inmueble conocido por “el Sindicato” y
también por “la Hermandad”, en la calle Mayor, con otros vecinos, tranquilamente
cuando llegó Mariano, quien tras tomar unas copas arremetió como de costumbre
contra aquel hombre, cuyas aludidas promesas de matarle conocía, y que por lo
visto le causaban risa.
En esta ocasión la mofa y
denotación fueron por lo visto desorbitados, y el Ti Pere insinuó, de momento,
su decisión de marcharse para evitar como otras veces el incidente. Pero no fue
así. Salió del local y volvió al poca rato con un revolver en el cinto,
camuflado con la blusa negra y larga que entonces se usaba. Subió las escaleras
y al llegar al último peldaño, encañonó el arma hacia el “Goliat”, dispuesto a
“eliminarlo”. Pero,-tal vez por casualidad-, se encontraba junto a Pere Mulet
otro vecino y amigo de Mariano, que pudo desviar el tiro y alertó a este
diciéndole:¡Cuidado Mariano!. El Ti Pere marró el tiro, y Mariano, acercándose a
él con el puño cerrado, le asestó
un golpe en la cabeza con toda la furia y rabia, y nuestro pequeño hombre cayó
al suelo muerto, seguramente de traumatismo craneal.
Es casi obligado pensar que el Ti
Mariano intentaría con este puñetazo darle “una buena lección” al Ti Pere Mulet,
pero la realidad es que la victima halló la muerte al momento.
Este grandote calpino, sin la
menor perdida de tiempo, y aprovechando que las fuerzas del orden por aquellos
tiempos eran prácticamente nulas en los pueblos, puso tierra por en medio.
Marcho a la Argentina, en cuya capital, Buenos Aires, residía desde unos años
antes un hijo suyo. Allí permaneció hasta el final de su vida nuestro personaje,
sin volver a Calpe”
Los sucesos acaecidos en la navidad de 1897 en que
Mariano le produjo las graves lesiones que llevaron a la muerte a Pere Mulet
Boronat fueron el detonante para la huida de Mariano a la Argentina para evadir
la justicia española.
Reseña de prensa que contradice las
varias versiones existentes.
En los documentos que presentamos no se especifica si
Mariano huyó inmediatamente o después de que Pere Mulet falleciera a los pocos
días. En la relación de gastos del documento fechado el 31 de Diciembre de 1897
se especifica el transporte de varias personas al juzgado comarcal de Callosa de
Ensarriá. Entre ellos a José Roselló y al alguacil (y varios hombres) José
Bertomeu Oriola cuñado del propio Mariano, lo cual da que pensar que trasladaron
a Mariano al Juzgado y que su cuñado, como responsable del traslado, le facilitó
posiblemente la huida.
Cuando sucedió el conflicto con el Ti Pere Mulet ya
Mariano era viudo (su mujer María había fallecido ese mismo año durante una
epidemia de viruela) y al huir tuvo que dejar a sus hijos que eran muy pequeños
(Amparo contaba con 9 años y José Antonio con muy pocos meses) con la familia de
su madre, los José Bertomeu Avargues (el Ti Pepe Benitet) hijo del alguacil José
Bertomeu Oriola. A los pocos años se estableció en Rosario (Santa Fé) y mando a
buscar a su hijo José Antonio que contaba 17 años. Fue José Bertomeu el que
personalmente firmó la autorización del hijo de Mariano para que pudiera
embarcar rumbo a la Argentina. Su hija Amparo ya se había casado con Pedro
Ferrer Escortell ( nacido en 1881) conocido por el apodo del Ti Pere els Burros.
Amparo por no desamparar a su suegro que en aquellos años estaba a su cargo,
decidió no seguir los pasos de Mariano y de su hermano José Antonio. Padre e
hija jamás volvieron a verse.
Por la documentación a la que hemos tenido acceso, podemos deducir que la
versión por la cual Mariano había matado de un puñetazo a Pere Mulet, no es la
correcta. Si el herido presentaba heridas de arma blanca en la cabeza, lo más
seguro es que Pere fuera a su casa y cogiera un hacha con la que atacaría por la
espalda a Mariano, con tan mala fortuna que este se la quitó e hirió gravemente
a su atacante. En aquellos años era muy normal el que las heridas lo fueran con
las propias herramientas que se usaban en las labores del campo, ya fueran
hachas, azadas u otras herramientas.
Años más tarde, Amparo (conocida como “Amparo la Coma”)
viuda y sola en una casa en las afueras de Calpe cayó gravemente enferma y su
primo Miguel Ivars Avargues se hizo cargo de ella hasta el fin de sus días.
Amparo deja este mundo el 19 de Junio de 1959.
Mariano Ortiz muere el 29 de Mayo de 1924 en su
domicilio de Santa Fé a los 63 años de una neumonía.
Andrés Ortolá Tomás
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