Los
Baños de la Reina de Calpe
El yacimiento arqueológico de los Baños de la Reina es conocido
desde muy antiguo. Fue Gaspar de Escolano el que en sus Décadas de 1610 nombra
por vez primera este lugar y ya lo denomina como Baños de la Reina. Lo curioso
es que existen y con el mismo nombre instalaciones parecidas en Campello y
Javea, aunque en ambos casos se encuentran muy deterioradas por el oleaje. A lo
largo de toda la costa Mediterránea y parte de la Atlántica existían así mismo
gran cantidad de ellas.
Escolano nos dice
"que había allí aposentos labrados
en la peña viva, y taraceados los suelos de piedrezuelas de varios y diferentes
colores de obra mosayca y hechura de dados, que por ser de labor tan vistosa
se enviaron á la Magestad del Rey Felipe II para un jardín que mandaba hacer."
Ya fue el botánico Antonio Josef Cavanilles que había recibido del
rey Carlos IV el catalogar todos los vegetales de España, el que en su segunda
excursión del año 1792 ( 9 de Abril a 2 de Junio) llega a Benisa en la noche
del 15 de Mayo proveniente de Pego. En Benisa se alojó en casa de Josef Feliu,
allí conoció a otros prohombres de la localidad con grandes intereses en la
vecina población de Calpe, como Pedro Yvars, Juan Antonio Feliu y Josef Torres
Eximeno. El día 16 bajó a Calpe y se acercó al Peñón de Ifach y e aquí lo que
nos cuenta;”
Caminando hacia Calp, y casi á la mitad de la
distancia entre el peñón y esta villa hallé los
pavimentos de varias piezas que
existieron en algún tiempo, y que la pura casualidad me hizo descubrir.
Examinaba la costa para observar las plantas que allí crecen , y habiendo
llegado á una loma caliza cubierta de arenas sueltas vi entre otras plantas la
frankenia lisa de Linneo, y junto á ella una piedrecita cúbica de mármol blanco
de tres á quatro líneas: á dos pasos percibí otras piedrecitas de la misma
figura y materia mezcladas con algunas negras; y á medida que subia la cuesta,
que es de quatro á cinco varas, observaba aumentarse el número de tales cubitos.
Su multitud y el ser semejantes á los que los Romanos empleaban en pavimentos,
me hizo pensar que en aquellas inmediaciones pudo haber existido algún edificio
que el tiempo destruyo, y cuyos restos cubrieron después las arenas. Con esta
idea empecé á quitar la arena del sitio donde vi mayor cantidad de cubos, y muy
en breve hallé algunas pulgadas de pavimento”.
Cavanilles comunicó a sus amigos el descubrimiento y esa misma
noche decidieron excavar las ruinas con peonaje proporcionado por los señores
Feliu, Yvars y Torres. La tarde del 17 bajaron todos ellos a la casa de campo de
Feliu (la Casanova) para iniciar al día siguiente al amanecer las excavaciones
en los Baños.
“Fuimos tan dichosos, que en solos dos dias de trabajo logramos descubrir seis
piezas contiguas, quatro de ellas con pavimento mosayco de varios dibuxos, y dos
de argamasa muy unida. Los vientos habían acumulado sobre ellas multitud de
arena, en partes de cinco pies de profundidad, y en otras de dos solamente,
donde crecian gruesas matas de la paserina hirsuta , llamada allí palmerina ,
cuyas raices llegaban hasta el pavimento: apenas quedaban sobre este rastros de
las paredes que sirvieron para separar las habitaciones, y solo se conocía haber
sido de un pie de espesor compuestas de argamasa, bien que las maestras algo
mas gruesas, y á veces con sillares de mármol negro. El terreno excavado forma
un espacio de 70 palmos valencianos de norte á sur, y 54 de oriente á poniente ,
como se ve en la estampa adjunta, que es el plano de la excavación. A un lado de
la estampa he dibuxado del tamaño natural un pedacito del pavimento, y al
separado uno de los cubos de que está compuesto”.
En las prospecciones realizadas por el botánico Cavanilles los días 18 y 19 de
mayo de 1792, salieron a la luz restos de mosaicos pertenecientes a una suntuosa
villa romana. En sólo dos días y con la ayuda del peonaje hizo un magnifico
trabajo, dibujando y explicando detalladamente, su descubrimiento que fue
publicado en la Gaceta de Madrid el 26 de junio de 1792.
El abad Cavanilles hace una larga exposición de los restos
arqueológicos de los Baños de la Reina, aunque confunde las pilas excavadas en
la "tosca" con lugar para baños, cuando en realidad es que formaban parte como
balsas de conservación del pescado vivo hasta su posterior tratamiento en la
factoría de salazón de época romana.
El siguiente hallazgo importante en los Baños sucedió 173 años
después de que Cavanilles catalogara la zona. El martes 31 de Agosto de 1965
dos niños que vivían muy cerca de allí habían observado a un ciudadano francés
que buscaba piedrecillas por la arena. Los niños José Tomás Soler y Amparín
Sivera, jugando frente al muro del chalet La Torre encontraron un magnífico
mosaico que fue trasladado al Museo de la Diputación Provincial de Alicante y
que hoy en día se encuentra expuesto en el mismo.
La factoría de los Baños de la Reina fue una de las más importantes
del Mediterráneo en la fabricación de la salazón de pescado. Estas instalaciones
necesitaban para su buen funcionamiento, de abundancia de atunes, de agua dulce
para lavar el pescado y unas salinas.
Ignoramos si las instalaciones de salazón de los Baños de la Reina utilizaban
una almadraba para surtir de pescado a la factoría calpina. Ya que no es
hasta1589 en que se coloca una en Calpe en las proximidades de los Baños. Se
puso tarde y mal, por ser el “arraez” ( patrón) nuevo en esta costa. Después se
puso otra en la Fosa.
En las salazones romanas ninguna parte del pescado se
desaprovechaba. La carne se salaba ,con las vísceras y carne se elaboraba el “garum”,
la “muria” y el “allec” junto con otras variedades como el “liquamen”, el “cod”
etc, que tenían propiedades medicinales además de alimenticias. Los componentes
esqueléticos se trituraban y después de secar se convertían en harina de pescado
que se utilizaba para alimento de los animales domésticos y como fertilizante.
El “garum” era la más famosa de las salsas. Su proceso de
fabricación consistía en la inmersión de las vísceras e intestinos del pescado
en una solución salina saturada y su posterior fermentación, favorecida por la
acción de los rayos solares. Algunos testimonios escritos de la antigüedad
llegados a nuestros días, manifestaban sólo un inconveniente al “garum”.Tenia un
olor muy desagradable y por consiguiente se notaba enseguida al comedor del
mismo.
Los romanos tomaban el “garum” con carne, con queso, fruta, vino, pescado,
hasta con miel.
De la amplitud e importancia de este complejo nos la da el tamaño
de algunas de sus pilas o balsas usadas en el proceso de la salazón. Las más
grandes se encuentran al lado del paseo marítimo o debajo del mismo. La cueva
que hay en la parte de abajo del paseo se comunica con un aljibe que está
enterrado debajo del mismo paseo.
Todo este complejo industrial se encuentra delimitado desde la
propia Av. de Europa, bajo la cual existen algunos restos, hasta debajo de los
varios chalets existentes en la zona.
Es impresión del que suscribe, que debajo de la calle que va al
molino existen parte de los mosaicos descubiertos por Cavanilles en mayo de
1792.En este caso tendríamos un complejo industrial con dos villas romanas muy
lujosas. Una debajo de los chalets y la calle del molino y la otra anexa a la
Av. de Europa.
Por otra parte, tenemos las instalaciones de alfarería que se
encuentran en la montañeta y las importantísimas ruinas que existieron en su día
donde hoy está la casa de L’Enchinent, que fueron excavadas en la década de 1960
por el eminente arqueólogo el padre Belda y que podrían pertenecer a un templo
romano y que ahora con los grandes movimientos de tierra del Plan Parcial que
se está desarrollando en la zona podrían desaparecer para siempre.
Por nuestra parte, persiste la duda de si las salinas estaban en su
actual emplazamiento o por el contrario, cerca de la antedicha casa de
L’Enchinent.
Una industria de este tipo dispondría de un lugar de atraque en
condiciones para embarcar todos los productos que elaboraba con destino a los
más importantes puertos del Mediterráneo.
La factoría de los Baños de la Reina posiblemente fue abandonada a
lo largo del siglo V y no sabemos el uso que se le pudo dar en los años-
incluso siglos- siguientes.
Las balsas excavadas en la piedra “tosca” y que Cavanilles confundió
como lugar para baños, eran viveros para conservar el pescado vivo hasta
utilizarlo. Se les alimentaba con higos.
Sólo nos queda el sugerir que se limpien las balsas de la arena y
piedras y que podamos disfrutar de esa bella panorámica única en muchos
kilómetros a la redonda.
Andrés Ortolá Tomás
Información completa sobre los descubrimientos de Cavanilles
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