Mis recuerdos del 23 F en Calpe
Mis recuerdos del 23 de Febrero de 1981 son en estos momentos- casi treinta años después-
como si lo hubiera vivido en un sueño. Me resulta inimaginable en la España de
hoy, un hecho como el asalto de Tejero al Congreso de los Diputados. Quizás,
esta etapa de nuestra reciente historia tuvo un fin positivo para todos los españoles,
la consolidación de la monarquía que en aquellos momentos estaba en el punto
de mira de muchos ciudadanos y por otra parte fortaleció la unión de todos los
demócratas en torno a las instituciones que entre todos nos habíamos dado.
Todos los lunes, los tenientes de alcalde teníamos la reunión
de la Comisión Permanente (la Comisión de Gobierno actual) a mi llegada al
Ayuntamiento para asistir a la reunión, me encontré con el concejal Damián
Crespo que me dio la noticia del golpe. Subí y se lo comente al alcalde
Francisco Camañez y al secretario Manuel Miró. Decidimos iniciar la reunión. Estábamos los
cuatro tenientes de alcalde; Jaime Crespo, Constantino Ivars, Francisco Álvarez
y Andrés Ortolá, el Alcalde y el Secretario. Como no sabíamos que estaba
pasando, me ausenté de la reunión y fui a casa de un familiar a
traer una radio. Fue conectarla y empezar directamente el Bando del teniente
general Milans . Recuerdo que exclame ¿Qué es esto, Sudamérica?. Al oír el
bando el miembro del Partido Comunista Francisco Álvarez le entró prisa por
abandonar la sesión. El Alcalde nos dijo de terminar la reunión. Salimos todos
del Ayuntamiento y el Alcalde se dirigió al Jefe de la Policía Local, Felipe
Moreno y le comunicó que estaría en su casa si se le requería para algo. Yo
me fui a devolver la radio. A mi regreso al Ayuntamiento me encuentro con el
Jeep de la Guardia Civil en el que
iban un cabo primero y un guardia. Le pregunto si tenían alguna orden concreta
y me contesta que no. ¡ Hemos venido porque el Ayuntamiento es un edificio público!
. Me despido y me voy a enterarme de más noticias.
Esa noche hubo algún militante del Partido Comunista que fue a
entregarle el carné del partido al jefe de la policía, señor Moreno Rojo.
Otros se fueron a dormir al campo. Algún somatén fue a
presentarse al cuartel
“ para lo que hiciera falta” allí le contestaron que
no hacia ninguna falta. En un restaurante del Tosal estuvieron reunidos ocho
militantes de Fuerza Nueva intercambiando opiniones.
Al día siguiente, las aguas habían vuelto a su cauce después
de la decidida intervención de Don Juan Carlos.
De inmediato se celebró un pleno del
Ayuntamiento para repudiar los hechos acaecidos. Yo mismo me encargué de
proponer el envío de un telegrama al Rey demostrándole nuestra fidelidad y
adhesión a la Corona de España. El telegrama se redactó en valenciano.
Allí mismo, los miembros del Partido Comunista liberados de la
tensión sufrida el día 23,dijeron que si la Guardia Civil había tomado por
asalto el Ayuntamiento al igual que habían hecho con el Congreso de los
Diputados. Se les dijo que eso no era así, ya que yo estaba presente cuando
llegaron. La Guardia Civil, naturalmente dolidos, solicitaron del Secretario de
la Corporación una certificación de lo manifestado por el concejal Francisco
Álvarez. Este trató de suavizar lo dicho e incluso negó que lo hubiera
planteado en esos términos. En aquel entonces no se grababan las sesiones del
pleno.
A partir de ese día el Alcalde me dijo ¡ Ve a la ferretería
de Dalmau y compra un casette!. Así lo hice y durante bastantes años me
encargue de grabar las sesiones con ese aparato y sin guardar las cintas. Tan
pronto se aprobaba el acta, se continuaba grabando con la misma cinta.
El asunto entre Álvarez y la Guardia Civil tuvo en algún
momento visos de complicarse. Se comentó que había intención de detenerlo. El
Alcalde reunió a los Concejales y nos dijo que no permitiría que encerraran a
un Concejal en las celdas del Ayuntamiento. Al final y después de pasar por el
Juzgado de Denia, no pasó nada.
El día 27 de Febrero hubo una gran manifestación de todas las
fuerzas políticas en pro de la democracia y la constitución. Con banda de música
incluida, a la vieja usanza.
Andrés Ortolá Tomás
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