Garulos de Calpe: los burgueses
de la sal
A mi buen amigo, Miguel Garulo
Muñoz
El apellido Garulo se encuentra muy poco extendido por España y extinguido en nuestra población desde mediados del siglo XIX. Según algunos tratadistas, procede de un linaje de infanzones de origen aragonés, documentado desde 1582 en la villa oscense de Aniés, figurando como hijosdalgo en el Maravedí de dicho año. Además de las ramas de Fañanás y Aniés hay constancia de otras ramas de esta estirpe en las localidades de Castejón de Valdejasa, Esquedas, Loarre, Puendeluna, Rasal, Zaragoza y Zuera, entre otras. Una rama familiar se asentaría en Valencia, muy probablemente en el siglo XVI, y de ésta procede la casta calpina de los Garulo, que tanta importancia tuvo en la vida social y económica de nuestra población a lo largo del siglo XVIII.
La destrucción
de nuestros libros parroquiales en tiempo de guerra creó una insalvable laguna
documental que ha sumergido todos nuestros antecedentes de genealogía familiar
en un insondable pecio. En ocasiones la aparición de testimonios históricos
puntuales ofrece una valiosa información que arroja algo de luz sobre tan tupida
oscuridad. Es el caso del que nos ocupamos.
Sabemos de la
existencia en Calpe, -a mediados del siglo XVIII-, de un presbítero llamado
Victoriano Garulo, quien solicitó su nombramiento como Notario de la
Inquisición. A los efectos, Manuel Mayáns Siscar, canónigo e inquisidor,
instruyó el expediente correspondiente sobre el aspirante, en el que se recogían
referencias familiares que ahora nos permiten documentar los orígenes de la
estirpe.
En el Quinque
libri que principiaba en el año de 1695, aparecía la siguiente inscripción:
“En quinze días de junio
mil setecientos y diez y seis con licencia del sr. Don Jacinto Orbí, Prb. Dotor
en ambos derechos. Canonigo de la Santa Metropolitana Yglesia de Valencia y
Vicario General por el Ilmo. Señor Dn. Fr. Antonio Folch de cardona. Arzobispo
de Valencia, ausente en partes remotas y oficial refrendada por Joseph Blasma,
Notario y escrivano en veinte y nueve de mayo de dicho presente año, hechas las
tres canonicas moniciones entres dias calendas, intermissarum
solemnia, la primera a 11 dominica de la Santíssima Trinidad, la segunda a 14
dias del Corpus, y la tercera a 17 dominica infraoctava del Corpus del mes de
junio de dicho año y tenida certificación del Dr. Pedrogabraran. Preb. Vicario
de la Parroquial de San Estevan de Valencia, fecha en tres de junio 1716 y no
habiendo resultado impedimento alguno, y tenido su mutuo y Libre consentimiento
desposé con palabras de presente a Don Manuel Garulo, natural de la ciudad de
Valencia, hijo legítimo de Don Victoriano Garulo y de Maria Diego, conjuges y
habitador de Calpe y a Beatriz Blanquer, doncella, natural de la villa de calpe,
hija legítima y natural de Juan Blanquer y de Ursula Guardiola conjuges y acto
continuo les velé y di las bendiciones nupciales, celebrandoles missa yo el Dr.
Christoval Belda, Pbr. Retor de dicha parroquial de Calpe. Fueron testigos
Fernando Boronat de Luisa y Alexandro Marcos, Notarios habitadores de Calpe y
por la verdad lo firmo de mi nombre y mano en los dichos dias 15 mes y año. Dr.
Christoval Belda”.
La inscripción
matrimonial corresponde a la de los padres de Victoriano que nacería dos años
después del enlace según testimoniaba el libro de Bautismos:
“En diez y
nueve dias del mes de setiembre de mil setecientos diez y ocho, Yo el
infrafirmado, bautizé según ritu de la Santa Madre Yglesia Catolica Romana a
Victoriano Agustin Pedro Manuel Garulo, hijo de Don Manuel Garulo, fiel de
rentas de las salinas y de Beatriz Blanquer, confulgum. Fueron padrinos Don
Agustin Zorlado, Administrador de estas salinas y Francisca Ana Salvá,
habitadora en Callosa. Nació dia diez y siete a las siete de la mañana, en cuya
fee lo firmo dicho dia, mes y año. Don Severino Signes, Retor de Calp”.
Con estos
antecedentes podemos afirmar que el asentamiento de los Garulo de Calpe se
produce a principios del siglo XVIII, vinculados como administradores o
interventores a nuestra importantísima explotación salinera.
Como podemos
comprobar, Don Manuel Garulo Diego, ya oficiaba como fiel de rentas de las
Salinas en 1716, época que coincide con la centralización administrativa
borbónica promovida por el Decreto de Nueva Planta. Las nuevas disposiciones
propician un incremento de los precios de arrendamiento de las salinas costeras
y la creación de sociedades en las que el mayor accionista será el adjudicatario
que después, a su vez, subarriende la explotación. Garulo, como funcionario del
nuevo sistema administrativo implantado, ejercerá la regencia de las regalías de
Calpe durante la primera mitad del siglo.
Don Manuel
Garulo Diego aparece en 1730 como administrador de las Reales Salinas de la
villa de Calpe y su partido, con una cobertura territorial de nuestra
explotación correspondiente a las dos Marinas, el Comptat, l´Alcoia y la Safor,
y eventualmente la Ribera y Cullera. Durante el período 1735-1736, nuestro
administrador regula la producción de las Salinas de Calpe en 2.500 fanegas,
aduciendo para justificar este menor volumen, las inclemencias meteorológicas
sufridas durante el año. El 31 de mayo de 1736 abandona su cargo dejando las
instalaciones de la explotación en un estado lamentable según un informe
pericial fechado en septiembre de 1738 y practicado en un procedimiento criminal
contra él: “los
estanques, calentadores, acequias, muelles y las eras así como el deterioro en
que se encuentra el tejado del salero ya que conforme cahia el agua del cielo,
dava sobre la sal, de que se siguió notable perdida, y se deshicieron mas de 700
fanegas de sal, que se hallaron de menos, pues dicho tejado estava tan claro,
que por las mas partes se vehia el cielo, y la casa que esta separada, se esta
cayendo, y no se atreven á habitarla los Administradores por temor de su ruina y
la ermita que es más moderna esta deteriorada”.
Este informe se
evacua a instancias de una querella civil y criminal presentada en 1736 por
Pedro Juan Barber, nuevo administrador. Barber acusaba a Garulo de que
“mando sacar
muchas cargas de sal de dicha salina y salero, para utilizarse de sus productos;
cuya extracción se executó con los machos de la labor, del referido don Manuel,
en los de Joseph Guardiola, en los de Miguel Thomas, en los de Joseph Morese
vecinos de esta villa, los quales la condujeron a la casa de dicho don Manuel
Garulo y a otras de esta villa”. Al mismo tiempo es
acusado de vender sal fiada o regalarla a vecinos principales.
El proceso
contra Garulo, ya en 1739, presenta declaraciones contradictorias en cuanto a
testigos, algunos condicionados por la ascendencia social de nuestro personaje.
El poder del burgués local queda patente por la expresión de una manifestante
que viene a demostrar su influencia sobre el párroco local:
“Buelba Vm. y
que se levante este testigo que ya estoy informada del señor cura que por estos
juramentos no se yrá una al Ynfierno”. Con el uso de sus resortes Manuel
Garulo ostentaba en estos momentos la administración de rentas de la Aduana de
Calpe y pretendía no ser interrogado en el procedimiento por ser
“Juez Conservador de Marina en este partido”.
La sentencia,
publicada en 1742, declaraba a Don Manuel Garulo defraudador, condenándole a
pagar 156 libras.
Ya en diciembre
de 1760 nuevamente el almacén de la salina necesita de diferentes reparos para
“impedir la introducción de las aguas y que no se han podido encerrar en el
las 2.200 fanegas que se han fabricado este año, por lo que están a la
inclemencia y expuestas a robos y mermas”. Constan como administrador de
las Salinas en aquellos años Don Juan Garulo Blanquer –hijo de Don Manuel Garulo
y hermano del presbítero Victoriano- y como Fiel Interventor, Cristóbal de
Algarra, con la obligación, impuesta por la nueva normativa, de poner un Arca de
Intervención con dos llaves para guardar los caudales del salero.
De la conjunta
representación funcionarial de Garulo y Algarra surgirá el parentesco a través
del matrimonio de Manuel Garulo e Isabel Algarra. No hemos podido documentar los
pormenores del enlace, pero de éste surgirán los últimos Garulos calpinos:
Manuel, Mariano, Alejandro, Cristóbal, José y Silveria Garulo Algarra, sin
descendencia los varones, quienes ostentarían pequeños cargos en la
administración municipal durante la primera mitad del siglo XIX.
Por resolución
real dictada el día 12 de Abril de 1787 se ordenaba que:
“ès mui
útil, y beneficioso à la Real Hacienda, y à la Villa de Calpe, el que desde
luego se inutilice, y extinga la Salina de su termino, allanándola por quenta de
la Renta, de modo que se dè corriente à sus aguas, sin peligro de que el revalso
de ellas pueda perjudicar à la salud publica, ni aprovecharse de la muera para
uso alguno”.
Con esta
disposición se ponía fin a la centenaria explotación salinera calpina, orden que
se verificó a través del Visitador General de la Real Renta de Salinas Don Juan
Pérez de Lazarraga, quien asistido de un escribiente interino y de un ayudante,
contrató cuadrillas de peones y “en 32 días útiles de trabajo he logrado
enteramente la destrucción y allanamiento a la referida fabrica, con la mayor
perfección, hasta dejar el terreno, o sitio, en la propia disposición que crió
naturaleza, e igual a la altura de los campos a su circunferencia, de forma, que
quedando como queda, bien cerrada la acequia o conducto, por donde se
introducían las aguas en la salina; y que las del invierno las consumirá la
tierra". Esto sucedía en el mes de Agosto de 1787.
La influencia y
notoriedad de los Garulos calpinos se extinguían al mismo tiempo que lo hacía la
explotación salinera de Calpe. No pudo la vida de esta estirpe familiar estar
más ligada a su existencia.
José Luis Luri Prieto
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