APODOS CALPINOS
La
función del apellido no es sino la de servir de complemento
al nombre de pila para evitar confusiones. En origen, los
apodos u otro tipo de denominaciones hacían el papel de
apellido, con distintivos tales como "Pedro el hijo de
Antonio", "Juan el del Puente", "Luis el Zapatero", etc. Es
evidente que la repetición de los nombres de pila hizo
necesario el uso de un segundo nombre para distinguir a
individuos con el mismo nombre de bautismo.
Probablemente, uno de los recursos más antiguos haya sido el uso de algún apodo o mote además del nombre de nacimiento. Es interesante observar cómo, sobre todo en las zonas rurales, todavía está muy arraigada la costumbre de llamar a una persona mediante un apodo, y es significativo comprobar cómo éstos se heredan. Esta costumbre nos ayuda a entender mejor cómo se hicieron hereditarios los segundos nombres o apellidos.
La fijación de los apellidos empieza con la difusión del uso de documentación legal y notarial a partir de la Edad Media.
Probablemente, uno de los recursos más antiguos haya sido el uso de algún apodo o mote además del nombre de nacimiento. Es interesante observar cómo, sobre todo en las zonas rurales, todavía está muy arraigada la costumbre de llamar a una persona mediante un apodo, y es significativo comprobar cómo éstos se heredan. Esta costumbre nos ayuda a entender mejor cómo se hicieron hereditarios los segundos nombres o apellidos.
La fijación de los apellidos empieza con la difusión del uso de documentación legal y notarial a partir de la Edad Media.
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Los notarios y escribanos medievales empezaron a
tomar la costumbre de hacer constar, junto al nombre
de pila de los interesados, el nombre de su padre, su
apodo o sobrenombre, profesión, título o procedencia.
En un principio sólo hallamos documentados los casos de
cargos eclesiásticos o de personajes de la alta
sociedad; posteriormente, el uso de documentos
notariales o parroquiales se extiende al resto de la
población, lo que terminará reforzando el uso de un distintivo
que, añadido al nombre de pila, acabará por convertirse en lo
que hoy es el apellido hereditario.
Es probable que el uso del apellido empezara a
extenderse a partir de los siglos XI o XII, cuando el
constante empobrecimiento de la onomástica hizo preciso
el uso de un segundo nombre. En la Edad Media, al
igual que ocurre todavía hoy en día, los nombres de
pila o de bautismo respondían a modas y a la necesidad
de imitar los nombres de las clases dominantes, de
personajes famosos o de santos muy venerados (razón
ésta muy importante en la Edad Media), lo cual terminó
reduciendo el abanico de nombres escogidos para el recién
nacido.
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RELACIÓN
DE LOS APODOS EXISTENTES EN 1950 EN CALPE
De
nombres de personas
Poldo,
Pepí, Paquera, Pau, Sinto, Sola, Solaino,
Salvadora, Quicales, Roc, Tomasa, Baltaro Canut,
Pantaleón, Beltrán, Tito, Albert, Chima, Chesús,
Bela, Benitet, Benito, Cosme, Colau, Cándida,
Esteve, Felisiana, Gregoria, Lluc, Mateu, Malena,
Margarita, Masiá, Nofre, Pedro, Pepelillo,
Berlandina, Pericás.
De oficios y profesi
ones
Andrés Ortolá Tomás
(del
libro del padre Vicente Llopis)
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