El puente del Mascarat
El puente del Mascarat fue una de las principales obras de ingeniería emprendidas a finales del siglo XIX. La dificultad de su construcción estribaba en la altura que esta obra debería tener para atravesar el Barranco Salado que desde las estribaciones de la sierra de Bernia desagua en el mar cerca de Toix. Este puente tenía que ser la solución para terminar con las múltiples dificultades con las que se habían encontrado los viajeros que transitaban por estas tierras de la Marina y que se veían obligados a pasar por el llamado Collado de Calpe; senda intransitable, camino escabroso de herradura que durante siglos fue el único paso que permitía atravesar este collado.
Construcción de un puente
Ya en 1855 se habían abierto
algunos tramos del camino carretero en sus puntos más fáciles. Pero, quedaba lo
más difícil, atravesar el Mascarat. La ingente tarea empieza por la construcción
de los tres túneles que deberían- junto con el puente- permitir el paso de
carruajes que hasta esos momentos se realizaba a lomos de mulas en su mayoría y
por el camino del Collado. A finales de 1868 y durante 1869 se terminan de
horadar los túneles con lo cual solamente falta el puente.
Para este fin se construyó un
camino de acceso a la base de la obra, de donde arrancarían los sillares de esta
magna construcción. Este camino discurría por el fondo del lecho del barranco
desde el antiguo camino de Altea y servia para el acarreo de los sillares, agua,
arena y demás materiales para la construcción del puente.
El Octubre de 1876 la prensa se
hace eco de la lentitud con la que el contratista Juan Thous está llevando a cabo
el tramo del Mascarat -en esas fechas ya estaban terminados los tramos desde el
Mascarat al río de Altea y desde el túnel hasta la Venta del Cañero- a pesar de
que las obras se habían iniciado ocho años antes. Se daba la circunstancia de
que habían puentes terminados, pero, sin conexión con los caminos, con lo cual
no se podían utilizar, ni unos, ni otros. Algunos periódicos acusan a Thous de
cacique del moderantismo, señor de horca y cuchillo, que con su actitud lo único
que pretendía era aumentar la miseria para dar a conocer su poderío.
El periódico EL Graduador en su
edición del Domingo 15 de Octubre de 1876, entre otras consideraciones, expone;
El puente del Mascarat, ó sea el que ha de unir los dos
túneles que hay construidos en el Collado de Calpe, a de tener una elevación de
60 metros, siendo una de las obras más importantes de dicha carretera. Este
puente a de servir de lazo de unión entre los pueblos de aquende y allende del
barranco del Mascarat.
Hace cinco años
se empezaron las obras de ese puente. Hoy solo hay asentada una hilada de
sillería del zócalo, por cada año que ha pasado, ó sean dos y medio metros de
altura. Si esa construcción sigue de la misma manera, se necesitan 120 años para
terminar esta obra tan importante y que es la que más falta hace concluir.
¡Dichosos aquellos que lleguen á pasar por ese puente!.
Para situarnos en la época que
describimos, nada mejor que leer parte de una carta dirigida al director y que
publica el diario El Constitucional del 1º de Octubre de 1876 y que dice así;
Si quiere pasar usted un rato delicioso véngase, aunque
no sea más que por pasar el tan famoso Collado de Calpe, eterno purgatorio de
los desgraciados habitantes de esta rica comarca. Pero aconséjole que antes de
emprender el viaje deje sus cosas arregladas y designe sucesor en la dirección
del periódico, pues corre V: peligro de no volver á ver sus pátrios lares.
En Junio de 1877 un gran
temporal de lluvia arrastra todos los materiales que estaban acopiados en la
base del puente. Ver....http://historiadecalp.net/temporal.htm
La lentitud y la demora en la
construcción del puente obliga a la Diputación alicantina a tomar la
determinación de habilitar el camino del Collado para que pudiesen transitar por
el los carruajes y conectar con los tramos ya terminados de la carretera. Así se
inician los trabajos en Marzo de 1880. Ver..http://historiadecalp.net/collado.htm
Otras crónicas periodísticas
hablan de la dificultad de viajar en carruaje por estos caminos en coche en los
que las ventanillas estaban bloqueadas o los cristales rotos. En otras se habla
de que los viajeros eran obligados bajar a pie todo el recorrido del Collado.
El día 7 de Mayo de 1885 en
otro periódico se publica: Dentro de pocos días, tal
vez á fines del presente mes, se abrirá á la vía pública esta obra monumental
que tantos materiales, ha invertido y tantísimos gastos ha ocasionado, situado
en el término municipal de Altea, en la carretera de Alicante a Silla.
No es posible
formarse idea de la importancia de este puente si antes no se practica una
escrupulosa visita á aquellos gigantescos promontorios de piedra que lo dominan
y cuya elevación mide cientos de metros.
Al contemplar
aquellas inmensas moles de granito rodeadas de la inmensidad del silencio,
residencia habitual de las aves carnívoras, parece increíble que la mano del
hombre haya realizado obra de tal magnitud.
Asombra solo el
pensar la lucha que habrá sostenido el contratista para adquirir a costa de los
mayores sacrificios, entendidos artífices que con peligro constante de su vida,
tuvieron que dar forma al proyecto trazado por los ingenieros para unir un
pedazo de tierra á tan considerable altura.
Para que el
lector pueda formarse idea de lo prodigioso de esta obra verdaderamente
gigantesca, baste decir que el puente en cuestión, mide diez metros mas que la
célebre torre del Micalet de Valencia.
Visto el suelo
desde aquella tremenda altura, los objetos más voluminosos aparecen á la vista
natural, como pequeños fragmentos fáciles de arrebatar al menos soplo de la
brisa.
Para colocar
los enormes sillares de peso y volumen considerables, han tenido que construir
ex profeso cuerdas de 900 metros de longitud, por 5 centímetros de espesor.
Sentimos que la
índole de nuestro periódico no nos permita estendernos (sic) como quisiéramos
para adquirir los datos necesarios y practicar un trabajo estadístico del coste,
materiales empleados, número de operarios invertidos y cuanto fuera preciso
señalar para que el lector formase juicio de la importancia de esta obra, pero
para ellos no bastarían las columnas de nuestra publicación.
No terminaremos
estas líneas, sin dar nuestros sinceros y entusiastas plácemes á los señores. D.
Enrique Guillem. Ingenierio Director de la obra, y D. Joaquín Thous,
contratista, ambos hijos de esta provincia.
El uno con sus
profundos estudios y sabia experiencia, y el otro con su actividad prodigiosa y
arriesgadas operaciones hechas á la vista de los operarios para dar ejemplo de
valor, han realizado esta obra magna que ha de llamar de cuantos circulen por
aquel sitio, por su gallarda estructura, sólida construcción y magnifico
aspecto.
La revista
Ilustración Hispano Americana en su número del 30 de Enero de 1892 nos cuenta:
Hasta 1884, los viajeros que
tenían que atravesar este sitio, transportados por las diligencias de Alicante a
Gandia, contemplaban estremecidos el pavoroso abismo, al cual descendía el
pesado vehículo por un estrecho camino en zig zag, que parecía más propio para
el transito de hatos de cabras que para el de carruajes tirados por ocho
caballos. Gracias a la pericia de los mayorales, ordinariamente se salvaba el
mal paso sin percances que lamentar, subiendo a la parte opuesta del famoso
barranco por otro camino de no mejores condiciones que el de descenso. Y lo más
sensible del caso era, que al llegar al fondo del desfiladero, el conductor de
la diligencia llamaba la atención de los que la ocupaban sobre dos enormes
estribos de robusta sillería que indicaban el emplazamiento de un puente
colosal, y luego, alzando el brazo, indicaba allá arriba, en medio del plano
vertical de las rocas que al parecer limitan el barranco, una, al parecer, boca
de mina, a la que correspondía otra enteramente igual en el plano frontero.
Aquellas eran las pavorosas entradas de dos túneles, que sólo aguardaban que el
puente se elevara hasta ellos para suprimir la solución de continuidad,
permitiendo a la nueva carretera atravesar sin obstáculo el Collado del Mascarat.
Veinte años ha durado la construcción de esta obra, una de las más notables
llevadas a cabo por los ingenieros españoles: y desde 1885, el viandante,
después de atravesar el túnel, se asoma estremecido por la contemplación del
abismo a la baranda del puente, cuya clave se eleva 59 metros sobre el fondo
pedregoso del barranco.
Veamos parte de otra crónica que
publica el Liberal de 14 de Junio de 1887 y en que se nos expone que el puente
fue arrebatado por una riada el año anterior.
Aprovechando la diligencia de la noche salí para Denia:
la luna alumbraba el trayecto presentando en el mar ancho camino de oro y
embelleciéndolo todo, lo mismo a los sonrientes valles que a los escarpados
promontorios; pequeños islotes que semejaban ninfas entre las movientes
aguas...El coche tuvo que desviarse de la carretera un poco más hacia acá de los
túneles recientemente construidos, a causa de hallarse aún sin levantar el
puente, por cierto pequeño, que hace más de un año fue arrebatado por las
corrientes de las aguas; se ignora cuando se llevará a cabo tan necesaria obra;
tal vez cuando alguna desgracia venga a hacer más patente su necesidad...”
Es extraño que el texto de la revista Ilustración no
haga referencia a que el puente se derrumbó en 1886, teniendo en cuenta que el
artículo se escribe en Enero de 1892, con lo cual no sabemos a día de hoy,
realmente en que fecha se terminó el puente, ya que no hemos encontrado noticias
sobre este extremo.
Andrés Ortolá Tomás
No hay comentarios:
Publicar un comentario