Las
observaciones de Cavanilles
Por
encargo del rey Carlos IV el botánico
Antonio Josef Cavanilles empieza a recorrer
España en el año 1791 para examinar los
vegetales que en ella crecen. Como buen
valenciano, dio principio a sus trabajos en el
Reino de Valencia, y así en primavera de dicho
año se desplazó a la ciudad de Valencia y se
hospedó en el Colegio de la Ciudad, desde allí
salió en los diferentes recorridos de cada
campaña y buscó la documentación preliminar y
posterior. Además en el Colegio organizó los
herbarios, dibujos, muestras y anotaciones al
final de cada expedición. Al inicio de cada
otoño, Cavanilles lo abandonaba para regresar a
su gabinete de Madrid.
Los
recorridos valencianos del botánico duraron 20
meses distribuidos en tres campañas ( 1791, 1792
y 1793), interrumpidas por retornos invernales a
Madrid.
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A
continuación transcribimos íntegramente lo
expuesto por el abad Cavanilles en su periplo por
tierras calpinas.
"Casi
al sur de Benisa cae Hifác , peñón enorme y
casi aislado , que entra
en
el mar hacia levante como un quarto de legua,
dexando por todas partes faldas ásperas é
inaccesibles. Mirado de cierta distancia se parece
á un navio unido
á
la tierra por su popa.
Llégase á la raiz de esta
subiendo cuestas por espacio de
una
hora , y allí empiezan cortes perpendiculares que
continúan como 200 varas:
al
fin de este trecho empiezan nuevas cuestas para
llegar á lo mas alto , lo que se
consigue
en otra hora : desde
allí disminuye sucesivamente
la altura hasta la proa
o
punta
oriental , quedando por todas partes picos y
quebradas que impiden el
paso
ó
lo
retardan sobremanera. Como los Argelinos
infestaban aquellas costas saliendo
por
las calas á robar hombres y mugeres , se
escogieron varios puntos que servían
de
atalayas para descubrir los piratas , y avisar del
riesgo á los incautos pastores y labradores. El
mas oportuno por su altura y el mas seguro para
los
mismos guardas
es el peñón de Hifác , á cuya cumbre suben por
la popa : vencen los cortes perpendiculares con
tres tramos de sogas , sujetadas en otros tantos
resaltes del
monte
, y por ellas suben con suma presteza , llevando
consigo con que comer y trabajar durante el día.
No es Hifác tan alto como pondero nuestro
Escolano , siguiendo
la relación de Hiedes ; pues lejos de ser el mas
alto de España , como supone
, ni aun llega á los del segundo orden del reyno
de Valencia : es enteramente
calizo , y en partes de mármol blanquecino.
Crecen en él muchísimas plantas,
algunas
de ellas poco comunes en el reyno. Solo examiné
la larga cuesta hasta las
cuerdas
ó cortes perpendiculares , y vi tunales ,
palmitos , teucrios , entre ellos el
dorado
, el iva y el que tiene las flores en cabezuela ;
la zíbida , el romero , la escabiosa
saxátil , y el espliego con hojas dentadas.
Clusio vio esta planta rara en el
mismo
monte , y yo la he vuelto á examinar allí
, sin haberla visto después en parte
alguna del reyno. Muy cerca de las cuerdas hallé
en fruto una hipocrepis parecida
á la llamada baleárica , el rinanto bartsia
, la gatera turmosa , la valancia mural
, la vella annua y el trébol estrellado.
Iba baxando y pisaba las xaras amarillenta
, y las que tienen hojas parecidas al romero y
salvia : allí la salsola rosacea
de
Linneo forma masas tupidas de quatro pies de
altura : son muy comunes la cebolla
albarrana , el albardin , los espartos común y
juncal , el guardalobos , y otras
muchísimas
plantas conocidas. En la falda del monte se
conservan ruinas de un pueblo antiguo que las
armadas Genovesas destruyeron, según refiere
Escolano.
De
las paredes de la Iglesia quedan algunos trozos.
En la llanura contigua á las raices de Hifa'c había
unas salinas que se abandonaron estos últimos años
por creerse causa de las calenturas intermitentes
que solían padecerse. Lo cierto es que en años
lluviosos se juntan muchas aguas en el recinto
llamado Saladar , y no hallando salida
forman pantanos, y se corrompen en verano.
|
Caminando
desde el
peñón como media hora hacia el sudueste
se hallan
los
baños de la Reyna, y algo mas adelante el sitio
donde descubrí los pavimentos
publicados en la Gazeta de Madrid de 26 de Junio
de 1792. Según Escolano
, columna 107, se veia en su tiempo "un
edificio de peña tajada, llamado Baños
de la Reyna;" pero
como habló por relaciones puede sospecharse si
exageró los monumentos que entonces existían.
Vense hoy dia deteriorados por las excavaciones
que las olas han ido haciendo, si bien se
conservan las dimensiones con alguna
alteración, y se conoce la forma que tuvieron. A
la orilla del mar dominaba un
cerrito
, cuyas raices y parte de la suave cuesta entraban
en el agua; pareció esta
cuesta
buen sitio para baños, y á este fin se hicieron
á pico las excavaciones necesarias
, estableciendo comunicaciones entre ellas, y
compuertas para moderar ó impedir
el movimiento de las olas. Resultó de las
excavaciones un oblongo de 80
palmos
de oriente á poniente, y 35 de norte á sur, sin
contar los muros ó paredes
que
lo cierran de tres palmos de espesor; y en dicho
oblongo seis
baños, formados
por
una pared que corre de oriente á poniente , y por
otras dos de norte á sur: en
cada
una de estas había una abertura de quatro palmos,
por donde se comunicaban
las aguas; y en la paralela á los lados mayores
del oblongo dos aberturas en
los
dos pares de baños orientales, y una solamente en
el par occidental. Las aguas
del
mar entraban por quatro partes, dos de ellas
situadas hacia el sur, y las otras
dos
hacia poniente. Para que las aguas entrasen por la
parte meridional abrieron á
pico
una zanja de ocho palmos, que al llegar frente al
muro que separa el primer
par
de baños del segundo partieron en dos canales por
medio de un tajamar conservado
en la peña al tiempo de la excavación; cada
canal iba á dar á su baño,
atravesando
antes un puente de seis palmos de ancho, sobre el
qual habia una abertura
longitudinal, para introducir sin duda un tablón
que asegurase la tranquilidad
de
las aguas en lo interior del baño. Las que
entraban por la parte occidental venían
también desde el mar conducidas por otra zanja,
poco mas ancha que la
precedente
en su principio ó boca meridional; pero mucho mas
en la parte opuesta,
donde
formaba una balsa: desde aquí por canales
diferentes llegaban á sus baños,
pasando
antes por debaxo los puentes, trabajados como los
anteriores. Junto al
muro meridional, que sin duda se levantaría á
bastante altura para impedir los rayos del sol, se
conserva harto desfigurado un andador de quatro
palmos.
En
la inmediación
á los otros muros no se descubre vestigio alguno
de semejante andador.
Tampoco lo hay del sitio por donde se baxaba á
los
baños,
aunque Escolano afirma "se entraba á
ellos por una cueva también de peña
tajada
de la estatura de un hombre puesto en píes;"
porque la pretendida cueva
es
el corredor subterráneo, destinado ciertamente á
otros usos, como presto veremos.
Al oriente y poniente de los baños se ven
excavaciones considerables en la peña
donde entran las aguas del mar, sin que pueda
saberse si han sido efecto natural de los
repetidos choques de las olas, ó si son restos de
algunas obras ignoradas. En
el
dia solamente hay pie y medio de agua en los baños,
cantidad insuficiente para
bañarse.
Esta mengua debe atribuirse á que el mar se ha
retirado de la costa; y
por
esta razón pudo tal vez servir de canal para
embarcarse un largo y ancho foso
, que desde las inmediaciones de dichos baños
sigue hacia levante hasta cerca de
las
salinas abandonadas pocos años hace, como queda
dicho.
Hállase
el foso lleno de escombros, único resto de los
edificios que existieron en las cercanías de los
baños. Escolano dice "que había allí
aposentos labrados
en la peña viva, y taraceados los suelos de
piedrezuelas de varios y diferentes
colores
de obra mosayca y hechura de dados, que por ser de
labor tan vistosa
se
enviaron á la Magestad del Rey Felipe II para un
jardín que mandaba hacer."
A otros oí decir haberse hallado por allí
algunos fragmentos menudos de
mosayco:
yo no vi el menor rastro, pero sí preciosos mármoles
destrozados y acinados
en el foso, unos de color de caoba en forma de
molduras, y otros blancos
con
manchas de azul claro, que parecían pedazos de
pilastras donde se conservaban
las estrías o surcos longitudinales. Noté que
todos eran de fuera del reyno, y
que
uno solamente tenia alguna semejanza con el
amarillento roxo del Buixcarró
por
el entretexido de venitas mas encendidas. Los
colores de dichos mármoles son negro, blanco
hermoso de grano fino, blanco con manchas de azul
obscuro, blanco
con manchas negras enlazadas, azul casi negro con
mezcla de blanco, color de leche con manchitas
meladas, amarillento roxo con venitas encendidas,
gris salpicado de manchitas amarillas, color de
caoba, jaspeado de colores de carne
negro
y blanco, brecha compuesta de fragmentos blancos
engastados en una masa
de
color de canela, y otra con fragmentos de un verde
obscuro con mucha mezcla
de serpentina.
La
boca del corredor ó mina subterránea que
Escolano llamó cueva mira
al
sur, y se excavo á pico como las paredes
perpendiculares y el techo en arco de
la
mina. Esta tiene 5 palmos de ancho, 40 de largo, y
8 de altura, sucesivamente
menor hacia el fondo , donde no llega á 6. Hay
allí en el techo un agujero de
dos
palmos de diámetro, que en forma de chimenea
sigue hasta lo alto de la loma , cubierta hoy dia
de arena, donde se cree existieron algunos
edificios. Vista
la
estrechez del agujero y la poca comodidad de la
mina, parece imposible que
esta
haya servido de entrada á los baños. Tal vez
sirvió para dar salida á las inmundicias que
pudieron acopiarse en las habitaciones; lo que se
hace verosímil, porque aun se reconoce parte del
canal que desde la boca torcía hacia el oriente;
bien que está tan deformado, que apenas se puede
adivinar á donde iba, y qual fue su figura.
Heme
detenido algún tanto en la descripción de estos
baños y mina con sus dimensiones exactas, por no
haberlo antes hecho ninguno de los autores que han
hablado en el particular. Ahora diré de los
nuevos descubrimientos que hice al poniente de los
baños. A unos cien pies de ellos siguiendo la
costa se encuentran restos de un teatro, reducidos
á cinco gradas en arco y en anfiteatro que miran
al mar, distante de allí como 80 pies. Como no se
puede saber qué número de gradas había en la
parte superior del cerro, ni quantas de las
inferiores han cedido á las aguas, tampoco es
posible formar idea de la capacidad del teatro.
Por el fragmento permanente se colige que fue un
gran semicírculo destinado para algún espectáculo,
que tal vez sería el combate de los barcos.
Dichas gradas están todas cubiertas de cantos y
de arenas, descubriéndose sola la punta oriental
de una de ellas. Creían fuese canal por donde
corrian aguas por tener á la parte del mar un
reborde de dos ó tres pulgadas; pero
desembarazada de los cuerpos extraños, y vistas
las otras inferiores no queda duda en que formaban
parte de un teatro.
Caminando
hacia Calp, y casi á la mitad de la distancia
entre el peñón y esta villa hallé los
pavimentos de varias piezas que existieron en algún
tiempo, y que la pura casualidad me hizo
descubrir. Examinaba la costa para observar las
plantas que allí crecen , y habiendo llegado á
una loma caliza cubierta de arenas sueltas vi
entre otras plantas la frankenia lisa de Linneo, y
junto á ella una piedrecita cúbica de mármol
blanco de tres á quatro líneas: á dos pasos
percibí otras piedrecitas de la misma figura y
materia mezcladas con algunas negras; y á medida
que subia la cuesta, que es de quatro á cinco
varas, observaba aumentarse el número de tales
cubitos. Su multitud y el ser semejantes á los
que los Romanos empleaban en pavimentos, me hizo
pensar que en aquellas inmediaciones pudo haber
existido algún edificio que el tiempo destruyo, y
cuyos restos cubrieron después las arenas. Con
esta idea empecé á quitar la arena del sitio
donde vi mayor cantidad de cubos, y muy en breve
hallé algunas pulgadas de pavimento. Comuniqué
mi descubrimiento á los Señores Ivárs, Feliu y
Eximeno, y acompañado de ellos y de un buen número
de peones volví al sitio para hacer algunas
excavaciones. Fuimos tan dichosos, que en solos
dos dias de trabajo logramos descubrir seis piezas
contiguas, quatro de ellas con pavimento mosayco
de varios dibuxos, y dos de argamasa muy unida.
Los vientos habían acumulado sobre ellas multitud
de arena, en partes de cinco pies de profundidad,
y en otras de dos solamente, donde crecian gruesas
matas de la paserina hirsuta , llamada allí palmerina
, cuyas raices llegaban hasta el pavimento:
apenas quedaban sobre este rastros de las paredes
que sirvieron para separar las habitaciones, y
solo se conocía haber sido de un
pie
de espesor compuestas de argamasa, bien que las
maestras algo mas gruesas, y á veces con sillares
de mármol negro. El terreno excavado forma un
espacio de 70 palmos valencianos de norte á sur,
y 54 de oriente á poniente , como se ve en la
estampa adjunta, que es el plano de la excavación.
A un lado de la estampa he dibuxado del tamaño
natural un pedacito del pavimento, y al separado
uno de los cubos de que está compuesto.
La
primera habitación que descubrimos está al
principio de la cuesta mirando al poniente. En
ella se conservan los cimientos de tres paredes, y
se ve la zanja de la quarta: todas quatro formaban
un quadrado perfecto de 18 palmos valencianos por
lado. Apenas quitamos las arenas, y un cortezon
formado sobre algunas partes del pavimento , se
descubrio el precioso dibuxo y la prolixa obra de
aquella pieza. Corre alrededor de todo el
pavimento y á corta distancia de las paredes una
cenefa de dos cintas negras, que contienen otra
blanca dos o tres veces mas ancha. A esta se sigue
una faxa de poco mas de medio palmo , formada de
ladrillitos quadrados, que se tocan por los ápices
de los ángulos, y van dexando entre sí y las
cintas de la cenefa triángulos rectángulos. Los
quadrados son negros , y los triángulos blancos.
Sigúese á esta faxa de ladrillos y triángulos
otra cinta negra, que dexa en medio un gran
quadrado partido en 36 quadrados menores por
varias faxas de ladrillitos y triángulos, que se
cortan en ángulo recto. El dibuxo en estas últimas
faxas es el mismo que el descrito en la primera de
la misma figura. De los 36 quadrados que debían
estar entre dichas faxas, solos dos se conservan
enteros, y mas de quatro y medio maltratados: de
los restantes apenas quedan rastros del dibuxo. El
de los dos que existen íntegros es muy diverso ;
y son también diferentes los de los quatro
maltratados: de modo que puede presumirse tendria
cada uno de los 36 su peculiar dibuxo. Copié los
dos que nada habían padecido, y eran de este
modo. El situado en el ángulo que mira al ueste
tiene en el centro un quadradito negro, cuyos ángulos
miran á los lados del quadrado mayor: sobre cada
uno de sus lados hay un triángulo rectángulo
blanco , los quales triángulos con el quadradito
negro forman otro mayor concéntrico al principal
de que vamos hablando. Síguense quatro triángulos
rectángulos negros, cuyas hipotenusas apoyan
sobre los lados del quadrado resultante del
central negro y triángulos blancos: y últimamente
en los intervalos que dexan aquellos triángulos
negros hay quatro corazones negros en campo
blanco, cerrando el dibuxo una cinta negra entre
la qual y la que forma el quadrado mayor queda
otra blanca mas ancha. El segundo quadrado, que se
conserva íntegro, está contiguo al que acabamos
de describir, y mira al sur. La obra es menos
prolixa,y se reduce á una cin ta blanca contenida
entre dos negras mas estrechas, quedando en medio,
un
quadrado partido en quatro triángulos por dos
cintas que se cruzan en el centro, y un semicírculo
negro sobre la hipotenusa de cada triángulo. De
los otros quatro quadrados,
aunque se conserva lo suficiente para asegurar que
sus dibuxos eran diversos , mas no para sacar
copia que represente su antigua figura.
Continuamos
la excavación hacia el mediodía de esta pieza, y
descubrimos otra de 32 palmos de oriente á
poniente, y 15 de norte á sur, conservada en gran
parte y separada de la primera por un muro de
palmo y medio de grueso. Hállase el suelo palmo y
medio mas alto que en la antecedente, formado de
cubitos marmóreos blancos y negros: el dibuxo en
esta es menos prolixo y mas fácil, reduciéndose
á ladrillos blancos oblongos, separados por
cintas negras. En la parte occidental de este
pavimento, que hallé destruida, descubrimos un
conducto de quatro á cinco pulgadas de diámetro,
formado por dos tejas concavas casi semicirculares
, de cuya unión resulta un cilindro imperfecto
que baxa hacia poniente cubierto por el pavimento.
La dirección de este conducto guió nuestras
excavaciones con que descubrimos otra pieza
circular de 14 palmos de diámetro, con un reborde
del grueso de quatro pulgadas. Esta pieza se
asemeja á una taza anivelada, cuyo fondo es de
argamasa dura muy unida, teniendo un solo portillo
para que las aguas lleguen al expresado canal.
Entre el centro del círculo y la periferia hacia
el oriente noté un agujero circular de palmo y
medio de diámetro , lleno de tierra roxa
arcillosa, cuya capacidad aumentaba hacia la parte
inferior. El corto tiempo que permitieron otras
ocupaciones precisas continuar los trabajos
comenzados no bastó para investigar y conocer si
la pieza circular estaba hueca por abaxo: tampoco
es fácil adivinar su destino. Lo cierto es que de
aquí salían aguas, ya fuesen las sobrantes de
algún baño interior, ya otras que hubiesen
servido para purificarse. Sobre esta pieza hallé
mas de quatro pies de arena.
Continuamos
la excavación en el terreno contiguo á las
piezas antecedentes , y después de mucho trabajo
pareció otra muy hermosa que tenia 19 palmos de
oriente á poniente, y 13 en lo mas ancho, siendo
algo mas estrecha en la parte occidental. Su
pavimento era mosayco , y el dibuxo manifiesta el
gusto delicado del artífice. En la extremidad
oriental se ve una maceta con dos asas, de cuyo
centro sale un robusto tronco de parra, que echa
ramos alternos, sembrando el suelo con hojas y
racimos: en lo alto un ratón, que parece pagar su
golosina cayendo cabeza abaxo: en otra parte un páxaro
picando uvas: entre los ramos inferiores hay dos
figuras humanas, una á cada lado, en ademan de
coger los racimos ; y como dichas figuras se
hallan en el ayre, les puso alas el artífice.
Cierra el dibuxo una faxa negra que sube algo
oblicua, y doblándose en arco á la parte
superior baxa luego hasta la base, formando con
ella un ángulo agudo. En el espacio que hay
entre la pared y la curva se representa otro ramo,
que formando en la base una espiral, sube luego
con gracia en semicírculos alternos arrojando
ramos,
hojitas y fruto. Es lástima que falte la quarta
parte del pavimento, en el qual habría quizá
otras figuras semejantes á las que se conservan.
Mandóse
abrir otra zanja en un sitio paralelo al norte de
la precedente, y se descubrió un muro, y en él
sillares de mármol negro; mas viendo que á los
cinco palmos de excavación no aparecían rastros
de pavimento, se mandó á los peones pasasen á
otra parte, donde se habían visto algunos cubitos
de mármol; y allí se descubrieron dos piezas
contiguas que se comunicaban por una puerta. Las
dos juntas forman un quadrado perfecto de 25
palmos por lado: sepáralas un muro que corre de
mediodía á norte, largo 17 palmos, el qual
tuerce luego en ángulo recto hacia poniente hasta
llegar al hueco de la puerta por donde se pasa de
la pieza exterior á la interior: aquella es quasi
quadrada sin mosayco ; su suelo de argamasa
semejante al de la pieza circular: el pavimento de
la interior es mosayco, todo blanco á excepción
de una faxa negra que corre á lo largo de las
paredes. Estas dos piezas caen al norte de lo
descubierto, y las separa de la Pieza número 4 un
terreno de 20 palmos de diámetro, que el corto
tiempo no permitió examinar. Sin duda existe allí
otra pieza por donde se comunicarían las
descubiertas. ( Véase la estampa adjunta titulada
Pieza números 5 y 6.) Viendo la diferencia de
estas, y considerando los usos á que actualmente
se destinan otras semejantes, parece que la que
tenia pavimento mosayco servia de antecámara: la
otra contigua con mosayco podría servir de paso
para introducir los Señores á las otras piezas,
atravesando el terreno de 20 palmos que falta
descubrir, y de aquí á la de la parra, siguiendo
después á las otras.
Los
quatro pavimentos mosaycos se componen de cubitos
de mármol blanco, y de otro negro menos duro: son
por lo regular de tres á quatro líneas: pocos se
presentan perfectos ni en los ángulos ni en las
superficies; por lo qual es también imperfecto el
plano que componen. Üense por medio de un gluten
blanco tan duro como el mismo mármol. En algunas
porciones del pavimento se advierte la superficie
igual y tersa, efecto al parecer de la frotación
hecha con arena mojada, y otros cuerpos mas finos,
según hoy se pulimentan los mármoles.
Esta
fábrica indica un siglo ilustrado, un pueblo
grande, rico y de buen gusto. La multitud de
piezas descubiertas en tan corto tiempo , las
ruinas que se observan en mas de 400 pies de diámetro,
el número considerable de fragmentos de preciosos
mármoles, esparcidos así entre las peñas
batidas por las olas, como por los campos
inmediatos, muchos de ellos con molduras, y otras
obras del arte; finalmente las monedas de Nerón y
otros Emperadores que se hallan, todo anuncia que
en los siglos floridos del Imperio Romano hubo allí
casas de campo deliciosas. Y parece consiguiente
hubiese en la inmediación alguna ciudad ó pueblo
numeroso, ya fuese en las faldas septentrionales
de Hifác , ó sobre el cerro donde hoy día
existe la casa de campo de Don Josef Feliu. En
efecto aun se ven por aquellas inmediaciones
pedazos de un encañado capaz de conducir á un
gran pueblo
las aguas de la fuente Paratella, que nace en el término
de Benisa, una legua
al
nordeste de las ruinas. Estas han quedado muchos
siglos ocultas, y cubiertas de
tanta
arena, que en ella se han ido descubriendo
sepulcros de los Moros, según
oí
decir. Convendría registrar á fondo aquel
recinto para descubrir lo que queda,
y
espero lo hagan otros amantes de la antigüedad
erudita.
Entre las peñas algo sumergidas en el mar vi con abundancia la tubularia acetahíhim de Linneo, producción hermosa por su figura , pequenez y colores , y junto á ella la uha favonia, planta vistosa por su forma y zonas transparentes blancas, roxas y azules. Esta suele tener al rededor del pie ó punto de apoyo mucha coralina, llamada vulgarmente erba cuquera, aunque en realidad ni es yerba, ni pertenece al reyno vegetal. También hallé \xulva intestinal, varios fucos, y á mayor profundidad la alga ó zostera mediterránea. En las arenas sueltas de la playa son muy comunes las enunciadas paserina y frankenia, con otras muchas plantas que prosperan en semejantes sitios. Seguí hacia Calp, villa de 237 vecinos, pisando un suelo árido y estéril, donde crecen arenarias, llantenes, ondnides, y otros vegetales; la población está sobre una loma á 200 varas del mar: los edificios demuestran la pobreza de sus moradores, poco aplicados á la agricultura, y casi privados de propiedad, que pertenece á varios de Benisa. Estos perciben en gran parte los frutos, que suelen ser 1200 cahices de granos, 150 de habas ,380 cargas de almendrón, 8400 arrobas de pasa, 2400 de higos, 38? de algarrobas, y 9500 cántaros de vino; y por eso desalentados los de Calp en vez de promover y mejorar la agricultura, se dedican á la pesca, y no pocos al contrabando; vicio común en aquellas costas, que fomenta la abundancia de calas mal resguardadas, y la aspereza de los montes por donde se introduce en lo interior del reyno. El agua para el pasto común tiene el defecto notado ya en las de la marina ; y aunque no lejos de la población nace otra pura en las faldas de un monte, no la conducen ó por falta de medios, ó porque se hallan bien con la que bebieron siempre. No lejos de la villa en la misma costa está el cabo Toix, que es el occidental de la ensenada de Calp, en cuyo cabo, como queda dicho, se termina la cordillera que viene desde Confrides con los nombres de Serrella , Bernia y Toix. Media entre Serrella y Bernia un profundo barranco que parece interrumpir la comunicación ; y entre Bernia y Toix un collado, que llaman vulgarmente el puerto de Calp: por este atravesé el monte, dexando atrás hacia el nordeste el llamado Olta, cuyas raices son de yeso , las faldas bien aprovechadas, y aptas para almendros, algarrobos y sembrados, y el resto hasta la cumbre sumamente escarpado y estéril.
Como podemos ver el abad Cavanilles hace una larga exposición de los restos arqueológicos de los Baños de la Reina, aunque confunde las balsas excavadas en la "tosca" con lugar para baños, cuando en realidad es que formaban parte como balsas de conservación del pescado vivo hasta su posterior tratamiento en la factoría de salazón de época romana.
( ver Baños
de la Reina)
Andrés Ortolá Tomás
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