Las ventas
del Collado de Calpe
La literatura sobre las antiguas
ventas y el carácter de los venteros nos ha dejado frecuentes alusiones a la
incomodidad de los alojamientos y la mala calaña de los venteros. Numerosos
testimonios nos hablan de la pervivencia y la mala calidad, tanto del lugar en
si como de lo que en el se ofrecía.
La mala fama de ventas y mesones,
aguijada por la animadversión popular, había quedado plasmada en refranes,
anécdotas y cuentecillos orales.
Un lugar común en casi todos los
relatos es la imposibilidad de hallar en las ventas un lugar decente y cómodo en
que dormir: generalmente el viajero ha de acostarse en el suelo, en una tabla, o
pasar la noche sentado junto al fuego.
En cuanto a lo que se ofrecía en
las ventas para comer, el refranero popular acusaba a los venteros con “vender
gato por liebre” o “echar un asno en adobo y venderlo por ternera”.
El siguiente relato de un viajero,
que llegado a una venta y pide que comer, no habiendo nada, le pide a la ventera
unas piedras para una sopa de piedras. Con lo cual "picó" la curiosidad de la
ventera.
“No
auiendo que comer en vna venta, vn passagero se dexo dezir, que él haría vn
guisado de piedras; dixo la Ventera, que se holgaría mucho de saber tal
curiosidad; pidió el vnas piedras, y lauólas, y luego pidió azeyte para
freírlas, diéronsele. Luego pidió cebollas, ajos, cominos, especias, y vnos
huevos, con su sal, y pimienta, y hizo vn guisado que, arrojando las piedras, se
le comió”
Las primeras noticias que tenemos de las
ventas del Collado de Calpe, corresponden al año de 1853 y se trata del
“Ytinerario de Catarroja a Alicante por Alcoy y de Alicante al mismo punto de
partida por el litoral ejecutado por los capitanes del cuerpo de E. M. del
Ejercito Don Nicolás Lloret y Reimer y Don Manuel Cortés y Morales”. En el
itinerario de Altea a Calpe los dos capitanes nos van relatando al minuto lo que
encuentran en el camino o alrededor de el. A la hora y 28 minutos (desde Altea)
se encuentran en el fondo del barranco del Collado y principian la subida. Tres
minutos después llegan al “ventorrillo” como ellos lo denominan y casa de
carabineros ( los carabineros se habían establecido en el Collado en 1833) .
Once minutos más tarde ( una hora y 42 minutos) coronan el Collado. En total han
tardado 14 minutos exactos, lo cual no se corresponde con las crónicas de años
más tarde, en que todos decían que se tardaba una hora en hacer el recorrido.
Posiblemente en la reforma que se ejecuta para hacer el camino carretero (en
carta de 19 de Febrero de 1880, se especifica que “ la construcción de un camino
de carros en el Collado de Calpe con el carácter de interino mientras no se
termina la construcción del puente del Mascarat”) y quizás los peraltes para un
camino carretero no son los mismos que uno de herradura y se desvía con el fin
de suavizar las curvas. En el proyecto de presupuesto se consignan 12.150
pesetas para el movimiento de 10.300 metros cúbicos de tierra y piedras. Por
tanto cuando los militares hacen el recorrido se trataba de un camino de
herradura.
Todo esto nos lleva a la conclusión de que
ambos capitanes iban a caballo y no a pie.
Si como ellos relatan, “ ventorrillo a
derecha y casa de carabineros a la izquierda” podemos sacar la conclusión de que
se están refiriendo a lo que posteriormente hemos conocido como Venta de la Morena y
Casas de Mayans y no otra supuesta venta más abajo.
Posiblemente, la venta reseñada por los
militares sea la de Pepa Rocoti y que posteriormente fuese adquirida por Damian
Sanchis Perles (Miaño de Bou) y que este podría haber vendido o alquilado a Cayo
Román Mate (1841-19..) cuando apareció por estas tierras a principios de 1870.
Aunque en el Censo Electoral de Febrero de 1871 no aparece como votante. Si lo
hace en el de Abril de 1892, con una edad de 52 años. No sabe leer, ni escribir.
Recuerdo que mi padre me contó que cuando
trabajaba en la cantera de la Mola iba a medias con Miguel Ivars (Roch) y me
imagino que le contarían (todos los hermanos Roch habían sido carabineros) lo de
la venta el Figerol que estaba en el Collado en la época anterior a la Morena y
podría ser la de Miaño de Bou. A los carabineros les llevaban los suministros en
caballerías. Muchos de ellos se dedicaban a la pesca con dinamita, vendiendo el
pescado (transportado a lomos de un burro) al arriero Miguel de Chocolate.
En el Catastro de 1893 (el primero de
Calpe) aparece Cayo Román como propietario de dos casas en el Collado. Una con
una renta de 72 pesetas y la otra con sólo 3.
Si el titular de la venta es Cayo Román, es
posible que fuese comprada después de casarse Cayo con María Perles Más (la
Morena) nacida en Calpe en 1849 y que muere -ya viuda- en 1924 a los 75 años de
edad. Recién casados ambos, deciden alquilar o comprar, la venta que estaba a
los pies del camino de herradura y que muy pocos años después se convertiría en
carretero, con lo cual el trasiego de viajeros iba a ser muy superior. Aunque la
inversión estaba condicionada a corto plazo con la construcción del puente.
Si tenemos en cuenta que su hija Cándida
nace en 1873 (su madre María tenía sólo 24 años) debían haberse casado en los
años 1870-72. Posiblemente al nuevo matrimonio no le gustase el nombre de su
establecimiento ¿Figerol? Y lo cambiasen por otro más atractivo de La Morena.
Por otra parte, la venta seguía existiendo
en 1893 a pesar de que el puente estaba terminado y ya no pasaba nadie por el
Collado. Lo cual obliga a Cayo a construir una nueva venta en el Collado de la
Canuta. Pero eso es otra historia.
Andrés Ortolá Tomás
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