Nuestras
campanas
Quizás sean pocos los
calpinos que conozcan el nombre de las campanas instaladas en la torre de nuestro campanario. Tres
de ellas, en Octubre de 1999 cumplieron 50 años. Sustituyen a las que durante
nuestra desgraciada guerra civil fueron destruidas y desafortunadamente
desconocemos los nombres que tenían. Solo quedó una. Nuestra Sra. del Rosario,
fechada en 1857. Seguramente se dejó para los toques de aviso.
Las nuevas campanas bendecidas el día 22 de
Octubre de 1949, llevan las siguientes inscripciones:
La mayor, Francisco Franco 1949-Calpe. Esta campana fue
refundida en 1963 en los talleres de Salvador Manclús de Valencia, bautizándose
con el nombre de Concilio Vaticano II / 29 de Septiembre de 1963.
Con un peso
de 307 Kgs.
La segunda, Francisco Sendra-Pbro Caído por Dios y
por España.
Peso 137 Kgs.
La tercera, María de las Nieves-1949-Calpe.
Peso 91 Kgs.
La cuarta, la antedicha Nuestra Sra del Rosario.
Peso 56 Kgs.
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Las campanas en su consagración se bendicen con
sal y agua. Se cantan diez salmos, varias antífonas y oraciones. El oficiante
asistido por los ministros y los padrinos, lava la campana interior y
exteriormente con agua bendita; la unge por el exterior con el Oleo Santo
“infirmorum” haciendo en ella siete cruces y por el interior con el Santo
Crisma le hace cuatro. Se pone en el incensario timiana, incienso, mirra
colocando acto seguido dentro de la campana para que la nube de humo perfumado
la envuelva toda, cantándose entre tanto, un salmo con su antífona.
Finalmente, un diácono canta el Santo Evangelio, lo presenta al oficiante y con
el beso de éste se termina la ceremonia.
La historia de las campanas se pierde en la noche
de los tiempos. Es opinión generalizada la que atribuye las primeras
fundiciones en bronce a la villa de Campania en Italia.
Durante los años 604 al 606 se mandó que en todas
las iglesias católicas se colocaran campanas que tocasen en los divinos
oficios, misas solemnes y festividades.
Lo más curioso de las campanas y sus toques es que tienen
poco que ver con la imagen que tenemos de ellos. Muchos piensan que solo se toca
para llamar, para avisar, y sin embargo la inmensa mayoría de los toques
tradicionales
servían para acompañar, para informar, para indicar la
pertenencia a una misma comunidad. El toque del “Ángelus” es uno de ellos. Se
tocaba tres veces: al amanecer, que en muchas poblaciones significaba la
apertura de las murallas y el principio de la actividad comercial y artesanal,
toque de mediodía, que coincidía con las doce solares y al atardecer marcando el
final de la jornada laboral y el cierre de algunos portales de las
murallas.
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Una de las pocas
expresiones comunes en toda España relacionadas con las campanas es la de “Maria
me llaman” y que posiblemente fuese difundida por los mismos fundidores
ambulantes. Quizás, la más conocida para nosotros los valencianos sea la de
Valencia catedral
“Maria en diuen/cent
quintals pese/quino no se ho crega/que me sospese”.
En muchísimas ocasiones, las campanas se fundían
cerca del lugar en que tenían que instalarse. Así sucedió en Benissa en 1867,
según deja constancia en una reciente publicación benisera su cronista oficial
Juan José Cardona. En aquella fecha, el Ayuntamiento se comprometió a aportar
la cantidad de 800 escudos, entregar cuatro de las campanas existentes y veinte
arrobas de metal que serian a discreción del fundidor bien en cobre, estaño o
ambos metales a la vez. Así mismo, el ayuntamiento aportó la leña y carbón,
ladrillos y tierra para los moldes y demás materiales necesarios para la
fundición.
En el siguiente enlace podemos
ver como se construye una campana a pie de campanario.
Prácticamente todas las campanas suelen tener un
nombre. La más conocida de la Comunidad Valenciana es el “Micalet”. La
campana de las horas que corona la torre del Micalet de Valencia. Esta campana
se fundió por vez primera en el día de San Miguel de 1418 y se estableció que
dos hombres tocasen a mano las horas, de día y de noche. La campana actual se
fundió el día 19 de Julio de 1539 (día de San Joaquín).
A
principio del siglo XVII el conocido como
“campanar nou” comienzan a denominarle “Campanar del Micalet”.
Denominación que perdura hasta nuestros días, conociéndose la torre por el
nombre de su campana. El Micalet con sus 7805 Kgs. De peso es la campana más
grande de la Comunidad Valenciana. Querían que produjese un sonido noble y que
se oyese en toda la ciudad de Valencia. La del siglo XV por supuesto.
Desde sus orígenes en el siglo VII en que empiezan
a ser utilizadas en la Iglesia Occidental, las campanas fueron de reducidas
dimensiones, a partir del siglo XIII se funden
campanas cada vez más grandes.
La más grande del mundo es la Tzar Kolokol en el Kremlin de 180184 Kgs. y 5
metros de altura.
La sonoridad de las campanas es más importante. Más
que la grandeza y el peso.
Hasta bien entrado este siglo
existían los campaneros. Antaño oficio muy considerado, estos hombres conocían
una gran variedad de toques, muchos de ellos perdidos. El toque de agonía, se
tocaba desde el momento en que entraba uno en agonía hasta que fallecía. Tocando
con toque de badajo acompasados y con pausas con las
cuerdas.
Toque de rebato, toque de fuego, eran toques para
convocar a los vecinos frente a cualquier peligro. Tocaban campanas seguidas y
con cuerda.
Toque del perdido, cuando una persona se perdía a
altas horas de la noche, se orientaba al toque de la campana llamada de los
perdidos.
Toque de tempestad, con el propósito de espantar a
la tempestad. En algunos casos murieron electrocutados los campaneros y los
sacerdotes encargados de tocar las
campanas. La gente creía que las campanas
alejaban la tormenta, el toque contra la tormenta solía coincidir con la salida
del cura a esconjurar, si pese a todo, tronaba mucho es que el cura era mal
esconjurador o que el campanero tocaba mal.
Como dato curioso reproducimos algunos artículos
del Edicto firmado por Francisco Arzobispo de Valencia el 30 de Septiembre de
1790.
Este edicto tenía por fin el regular el abuso que
existía en aquellos tiempos.
“Para
evitar estos inconvenientes debe haber reglas fijas en el modo de tocarlas, i no
dezarlo al arbritri y voluntariedad de los que hacen diversión o de otras
personas inconsideradas, i establecer como sedeben tocar prohibiendo los toques
nocturnos, extraordinarios, largos, i a deshora”.
“Mucho más cuando ha llegado al estremo de no haber más
regla que tocar el que más puede, i tocar con las más grandes y con el mayor
numero de campanas que se puede, de suerte que si se tirara de intento a echar
de las torres abaxo las lenguas de las campanas, o a romper las mismas campanas
y desquiciarlas de sus espigas para que cayeran con fatal riesgo de muchas
personas, no parece que se podria hechar
mano de medios más eficaces que los que algunos practican haciendo ver la
justicia de aquel dictamen dado muchos años ha de que :por la publica utilidad
pueden ser expelidos los inmoderados tocadores de las campanas por que dañan a
los habitantes con el inoportuno y no necesario ruido aturdidor de ellas; pudiéndose
afirmar asimismo Que esto no
es culto divino, si no estrepido humano. Que se
confunden así las festividades y clases, i que se trastorna desde los
fundamentos el intento discreto y santo de la Iglesia.
FIESTAS MAS SOLEMNES O PRINCIPALES
“Después de esto, declaramos y mandamos pena de Excomunión
Mayor que no se pueda tocar a vuelo aun en las festividades más solemnes sino
en las vísperas
de ellas, a las primeras oraciones de la
noche, el dia antes de comenzar el oficio, y a mediodía ;pero estos vuelos no
tienen que ser con todas las campanas, y si con tanta moderación que no llegue
a molestar este toque y solo dure cinco minutos, y a la media hora otros cinco,
y parar las campanas ;pues de este modo se anuncia y se hace notoria
suficientemente la festividad.
ENTIERRO DE ADULTOS
Al tiempo del entierro se hará un toque al salir la cruz de la
Iglesia, al llegar a la casa del difunto al tiempo de entrar el cadáver en la
Iglesia y al tiempo de decir el responso al ponerlo en la sepultura, guardando
siempre la brevedad señalada, y luego que se tenga noticia de la muerte de
algún individuo de la comunidad, a feligresía, que suceda fuera de la ciudad o
lugar se hará señal y se tocara la campana con la misma prescripción del
tiempo que han de durar los toques.
TEMPESTAD
Cuando
ocurra alguna tempestad de ningun modo se hechan a vuelo, ni a medio vuelo, las
campanas sino que se hagan breves toques para avisar al pueblo la necesidad que
tiene de rogar a Dios para que aplaque su ira, y esto debera hacerse antes de
que las nubes esten sobre los poblados, por haber acreditado la experiencia los
graves perjuicios y funestos estragos que se han seguido repetidas veces de los
contrarios.
Este edicto se distribuyó en los lugares
acostumbrados (iglesias seculares y regulares de uno y otro sexo).Las campanas.
Sus instalaciones y sus toques, son una parte importante de nuestro patrimonio
que se encuentra en grave peligro ante el abandono de las torres, la
electrificación incontrolada y la desaparición de los toques tradicionales.
Queremos terminar con el párrafo final del
manifiesto elaborado por el Congreso de Campaneros de Catedrales de
Europa, celebrado en Segorbe el 15 de Diciembre de 1991.
Las campanas constituyen el más antiguo
instrumento musical comunitario: cualquier modificación, electrificación,
refundición o silencio nos priva de la música más emotiva, de aquella que nos
fue legada por nuestros antepasados y que debemos transmitir, conservando y
mejorando su belleza a las futuras generaciones.
Bibliografia. Gremi de
Campaners Valencia
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