APUNTES DE LA VIDA CALPINA EN LOS AÑOS 1940-50
Los años 40 trajeron consigo una vuelta a muchos aspectos de la vida religiosa. El número de personas que asistía a misa aumentó, se reconstruyeron muchos edificios religiosos y subieron todos los índices relacionados con la práctica religiosa. En 1942 estaban en pleno apogeo las nuevas misiones populares dedicadas a la cristianización masiva, que continuarían funcionando durante más de una década. Se edificaron seminarios por toda España, aunque el número de seminaristas no creció de forma destacada hasta 1945, después de que esta nueva religiosidad tuviera tiempo de asentarse.
Uno de los aspectos más asombrosos de la España de la posguerra fue la nueva introducción de ritos religiosos en los aspectos más formales de la vida.
La religión era un elemento
natural de la vida social; las Navidades con los Belenes y las cabalgatas de los
Reyes Magos; las conferencias cuaresmales y ejercicios espirituales abiertos o
cerrados; novenas; las procesiones de Semana Santa; las procesiones eucarísticas
y para el viático a los enfermos; los rosarios de la aurora; las procesiones del
Sagrado Corazón de Jesús; las romerías a la Virgen; las fiestas de la Patrona,
los actos religiosos de cofradías y hermandades... Todo el año estaba acompañado
de alguna manifestación religiosa pública.
Estaba muy mal visto el trabajar
en el campo los domingos, incluso llegando a prohibirlo.
Los que antes eran indiferentes ahora oían
misa y observaban ciertos ritos ya fuera por la presión, por conveniencia, por
convicción o por un nuevo sentido de conformismo social.
A principios de los cuarenta se editaba en
Calpe un Semanario Parroquial confeccionado por el cura Vicente Llopis. Eran los
años de una fuerte emigración de nuestros pescadores hacia los puertos de
Andalucía. Principalmente, Málaga, Puerto de Sta. María, Huelva etc., En estas
hojas parroquiales se daba cuenta de las pocas noticias que sucedían en Calpe en
aquellos años; arreglos de alguna calle, nacimientos, defunciones y cualquier
noticia de interés para nuestra localidad. Naturalmente, las consignas sobre la
moral por parte del señor cura eran frecuentes.
A principios del mes de Octubre de 1943 se
lamentaban de que “ De los noventa y tantos barcos que
tenemos, sólo once (cuatro veleros y siete motores) pescaran este año en Calpe,
y quizá en día no lejano sintamos el dolor de vernos privados de todos. Así se
explica la escasa población de Calpe, que pudiendo tener más de 4.000 almas, no
llega en la actualidad a las 2.000”.
En Enero de 1944 nos visitó el Ministro de
Gracia y Justicia que se alojó en el Parador de Ifach “
con un distinguido y nutrido séquito”. El día de reyes el Ministro
asistió a misa de 12. Ese día las barcas salieron a faenar, cosa que no fue de
agrado del señor cura. “Con honda pena vimos salir a
pescar el día de Reyes, siendo de precepto y teniendo al Ministro en casa. ¡ Que
inconsecuencia! Sólo pueden pescar unos ocho días al mes; casi siempre están
amarradas, y sin embargo, con frecuencia vemos que salen en días de precepto. ¿Y
la lógica? ¿Y el sentido común? La presencia del señor Ministro no fue motivo
suficiente para hacer desistir a los dueños de las embarcaciones y patrones de
este descabellado propósito.”
“La
ley de 13-VII-40 sobre el descanso dominical, en su artículo cuarto apartado f)
sólo permite en día de precepto la pesca de temporada, y el arrastre no es de
esta clase.”
“La
ley divina y la humana lo prohíben. El señor Cura ha estado un año insistiendo
sobre lo mismo en la predicación parroquial y campaña pro santificación de
fiestas. ¡Todo es inútil! Fracasada la ley de Dios y de los hombres,
desobedecido el Párroco y burladas las circunstancias”. Sin embargo el señor
Ministro “había quedado hondamente impresionado al ver que todos los fieles
participaban en la liturgia.”
En Marzo del 44, el párroco clamaba contra
los familiares de algunos enfermos que le impedían visitar a estos.
“En este apostolado hemos recibido las más vergonzosas
humillaciones. Familias que se tienen por cristianas, nos han prohibido la
entrada a los enfermos. Muchas veces, ya en la puerta de la habitación, se nos
ha ahuyentado como si fuéramos la misma muerte. “Si usted entrara se moriría el
enfermo.” “ No hable fuerte para que el paciente no lo oiga.” “Es muy nervioso y
la vista de la sotana le daría un ataque.” “No suba, que todavía está en sus
sentidos cabales”, etc., etc.
Estas y otras expresiones
más vergonzosas y repugnantes hemos tenido que soportar por amor a las almas.”
En Febrero de 1945 nuestro párroco hacia
una serie de recomendaciones a los calpinos; una de las más curiosas es la
referente a montar en bicicleta por parte de las féminas. Dice así;
“Sólo como medio necesario de locomoción se permite a la
mujer subir en bicicleta. La modestia cristiana y el recato femenino, condenan
la práctica contraria. Una dolorosa realidad nos dice que en los pueblos
pequeños el paso de una mujer en bicicleta levanta una gran polvareda de
requiebros y conversaciones indecentes en los hombres, críticas en las gentes y
justas protestas en los temerosos de Dios. No, usted no consienta nunca que sus
hijas suban y se confundan con las más o menos, ¿eh? Cómpreles devocionarios y
no bicicletas.”
Una muy conocida señora de nuestra villa
recibió amenazas de excomunión por parte del párroco por montar en bicicleta en
reiteradas ocasiones haciendo caso omiso a las recomendaciones del cura.
Las mujeres no podían asistir a misa sin
mangas o sin medias y mucho menos, sin cubrirse la cabeza.
Otras “recomendaciones” por parte del
párroco eran; que los novios “van agarrados de la mano
o del brazo, por la calle, con evidente daño de la decencia pública y peligro de
tentaciones impuras para los mismos actores y para los jóvenes y niños.”
Más adelante manifiesta;
“Pecan los padres que consienten que los novios vayan
solos por lugares apartados y desiertos, y más todavía cuando han caído las
sombras de la noche. En nombre de Dios exigimos que los padres abran los ojos y
tengan muy en cuenta los graves peligros a que exponen a sus hijos cuando los
dejan asistir, solos, a los cinematógrafos o a películas que la censura
religiosa señala como impropias para ellos.”
En lo referente a los bailes;
“Los bailes, en sí, son ciertamente indiferentes, es
decir, ni buenos ni malos. Pero, según se realizan en nuestros tiempos, nunca
están completamente inmunes de peligro de pecado. El trato más libre entre
personas de diverso sexo, el acercamiento de los cuerpos de hombre y mujer, el
tocamiento de manos, la excitación de los nervios por el uso de las bebidas
alcohólicas, la oscuridad de la noche etc...,siempre llevan peligro... Por
tanto, se deben desaconsejar a todos.”
Y no digamos bañarse ambos sexos juntos.
“Hemos podido comprobar que, en las piscinas, se cometen especiales abusos
contra la moral. Mientras no se señalen horarios o piscinas distintas para
hombres y mujeres, la asistencia de los católicos a ellas constituye una
abominación execrable a los ojos de Dios y de la Iglesia.”
Nos preguntamos que pensaría el reverendo
Llopis si se paseara por las playas e incluso por las calles calpinas y viera
señoras en bikini que folleto en mano admiraran nuestra población. Aunque peor
lo pasarían nuestros abuelos que 40 años antes de estas ordenanzas, se tenían
que conformar con ver una rodilla o que una mujer levantara el brazo sin depilar
imaginándose cosas.
Andrés Ortolá Tomás
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