LA FUENTE DE IFACH
Muchas de las personas que visitan el Parque Natural desconocen que a un centenar de metros más abajo del túnel que da acceso a la otra parte del monte, existe otra cavidad, artificialmente creada, cuya historia es la siguiente; corría la década de los años 20 del pasado siglo: una mañana de Domingo, el ganado de cabras que tenía el casero Andrés Ortolá Ivars estaban en un lugar muy pegado a la peña, era un espacio de umbría y de hierba fresca.
Situación de la fuente
Picados por la curiosidad, el casero y sus hijos mayores Pepa y Andrés, se acercaron y vieron con sorpresa que manaban pequeños hilos de agua a través de las grietas de la peña, el casero mandó a su hijo a comunicar el descubrimiento al propietario Vicente París por si era de su interés. Este que había concertado los servicios de un taxi para ir al tren, decidió anular el viaje y al no haber teléfono para poder avisar al taxista, decidió mandar a Andrés para comunicar al taxista que no bajara desde Calp. Naturalmente el chico hizo el trayecto de ida y vuelta caminando.
Perno de sujeción del cable y primer muro de contención
Una vez París en el lugar, ordeno limpiar los matorrales con el fin de despejar el terreno y tener una mejor idea de lo que había. Decidieron quemar las hierbas, con tan mala fortuna que al casero se le quemó el chaleco y lo que es peor, el tabaco del mes. Vicente París que encendía un puro detrás de otro, ni siquiera le ofreció a Andrés alguno de sus cigarros para mitigar el sufrimiento de un fumador empedernido.
Interior de la cueva
Visto que los hilos que surgían de la peña podían convertirse en un buen manantial, decidieron construir una balsa sobre la pared de roca. Y más tarde, una balsa mayor y finalmente, un túnel de 22 metros de profundidad en el que trabajaron, el casero, su hijo Andrés, Quico “Forma” y Quico el “Solo” como barrenador. Una vez terminado quedó una balsa de 22 metros por dos metros de profundidad que en pocos meses estaba a rebosar. Ahora bien, el problema era conducir esa agua, pura y cristalina, hasta la casa de Vicente París. Pero, tenemos que esperar hasta la década de 1930 en que por fin se materializa la idea de llevar el agua a través de un tubo de plomo colgado de un cable, desde la fuente hasta un gran aljibe que se construye debajo del jardín de la casa París.
Desde el fondo
Tarea difícil al tener que desplegar más de un kilómetros de cable de acero y tensarlo fuertemente para que pudiera soportar el peso de la tubería de plomo. Tubería que venía en rollos y que se fue desplegando y soldando a medida que acababan los rollos. Se encargó de la parte técnica el herrero recién llegado de Teulada José Vives Buigues ayudado de varios jornaleros. Este hombre tenía un taller en la playa del Racó, en lo que más tarde sería el puerto de abrigo de Calp.
El cable y trozos del tubo estuvieron colgados hasta mediados de 1950. Hoy totalmente han desaparecido.
Andrés Ortolá Tomás
Nieto del casero y guarda del Peñón
Fotos gentileza del Parque
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