Mostrando entradas con la etiqueta baños. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta baños. Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de julio de 2021

El túnel de la reina

 EL TÚNEL DE LA REINA

 

Las noticias sobre este misterio vienen de largo, incluso de siglos diría yo. Son varios los autores que lo nombran, unos sin verlo, otros dicen que lo han visto, la realidad es que a día de hoy sigue siendo un misterio el famoso túnel de la supuesta reina mora que bajaba a bañarse en la playa. Siempre hemos pensado que la leyenda se refería al túnel que existe en los Baños de la Reina y que se construyo para facilitar el acceso a un aljibe de la propia factoría de salazón de época romana de las tierras del Morelló.

 

La primera noticia escrita que conocemos nos la proporciona Matilde Frígola y Palavicino, propietaria de la masía fortificada de la Casanova. Matilde es autora de unas cartas que escribe a una amiga, entendemos que imaginaria, sobre la vida en la masía durante el verano de 1877. Esto es lo que nos cuenta, aunque se nos hace muy difícil el reconocer la pequeña galería que a día de hoy existe en los Baños con la descripción de Matilde.

La Casa nova, según las crónicas refieren, sirvió de palacio a una princesa árabe, y dicen que existe todavía un subterráneo, que, partiendo de aquel, terminaba en la orilla del mar, en el sitio donde se hallan aun los baños que el vulgo llama de la Reina mora.

Estos baños son obra hábil y delicado trabajo de los árabes, practicando en una roca que permite estar en la playa y disfrutar á la vez de las transparentes y límpidas aguas de mar adentro, así como también de aquel aislamiento absoluto que tan apreciado es por los mahometanos para sus mujeres.

Ninguno de los que allí vivimos hemos tratado jamás de descubrir el subterráneo: y sin duda porque a las castellanas de aquel castillo nos parece más cómodo el ir al aire libre a tomar los baños y ser conducidas por un carruaje, que atravesar aquel lóbrego pasadizo metidas en una litera, alumbradas por  antorchas y precedidas de esclavos.

 

Por mi, sé decir que prefiero á ese feudal aparato, unas botitas, que para el caso tengo, con finas suelas de alpargata, mi traje sin cola,  mi bastón-sombrilla y la compañía de mi hija, y un perrito que jugando corre con ella y se para cien veces en el camino hasta llegar de esta manera al término de mis diarias expediciones.

En cuanto á la litera, ¡ es ya tan antipático este mueble en nuestros días!.....Ignoro si esta antipatía nace de las ideas democráticas que todo lo invaden, ó del contraste que forma su lento caminar con el rápido y cómodo sistema de viajar moderno.

Además, la única entrada que hoy se conoce de este subterráneo es la que existe junto a los baños, y esta de tal manera cubierta de zarzas y de plantas acuáticas, y es tan extraño el género de vegetación que allí reina, que cuando algún curioso ha intentado visitarlo, los ruidos que han llegado hasta el, como de culebras que se arrastran entre la maleza,  de ecos y silbidos tenebrosos, de sus propias pisadas al sonar sobre un terreno húmedo, las fantásticas sombras que se proyectan sobre el musgo que cubre las paredes, y aquella atmósfera pesada, y aquella interminable profundidad, todo le ha obligado a retroceder, abandonando su proyecto.

Lo único que hay de cierto es que ni el subterráneo, ni la litera, ni los esclavos, ni las antorchas me han servido para otra cosa que para sugerirme alguna que otra idea romancesca, que ha logrado distraerme en mis ratos de ocio.

 

 

Matilde dice no conocer el lugar, pero habla en boca de otros que parece que si lo conocen. ¿se trata de una galería desconocida y que a día de hoy nadie ha conseguido localizar? ¿Se trata de una invención que ha corrido de boca en boca hasta hoy?. Si es así, ya venía de antiguo, la propia Matilde confiesa que se lo habían contado.

Pero veamos lo que nos relata Francisco de Asís Cabrera, el Capitán Cabrera de Benissa en una novela por entregas que publica en el Heraldo de Alicante a principios del siglo XX. Concretamente en 1910.

Al pie del quebrado Ifach dormido sobre las aguas, cuya frente hasta los cielos con orgullo se levanta, existen hoy los vestigios de los baños de Gulnara, a quienes el vulgo necio, Baños de la Reina llama. Varias piscinas hermosas sobre la piedra cortada, a cuyo fondo se llega bajando una escalinata, reciben por riachuelos del vecino mar las aguas, más adelante nos cuenta. Aun existe también la cueva por dó pasaba la bella indiana, evitando los rayos del sol que abrasan, Y gozando de las frescas cuanto deliciosas aguas, al volver desde los baños al lindo morisco alcazar.

 

En otro capítulo de la misma obra, nos cuenta; Bordeó el barco el magestuoso peñón, que de noche causaba pavor por su altura y corte vertical, hasta fondear en la orilla de una reducida playuela que dá paso á la hoy llamada “Cueva de la Reina” por unos y “Baños de Gulnara” por otros.

La cueva en efecto es maravillosa, capaz y deliciosa.

A su interior y por medio de un pequeñísimo canal, las aguas del mar forman una reducida laguna, á la que el vulgo denomina baños.

En efecto, de baños sirvió aquel pequeño depósito de aguas á Gulnara, nombre que entre los árabes tenia la hermosa Guanayara.

De ahí que aun hoy el ameno sitio sea conocido por “Baños de Gulnara”.

 

Francisco de Asís, nacido en Benissa y por tanto buen conocedor de estos lugares, no puede confundir la cueva existe en la base del Peñón, conocida también como Cueva de la Reina, con los Baños de la Reina. Es evidente que aunque su relato, podría estar idealizado o incluso exagerado, no ha cambiado tanto el entorno después de cuarenta años, para los que hemos correteado por esos lugares en la década de los cincuenta del pasado siglo, no encontrásemos nada que fuera asimilable al entorno que nos describe Cabrera.

Lo cierto es que el famoso túnel desde la Casanova a los Baños de la Reina ya forma parte de la historia local. Son muchas las generaciones de calpinos que algo oyeron contar.

Por si no teníamos bastante, veamos lo que nos cuenta el botánico Cavanilles en su visita a Calp en Mayo de 1792. Cavanilles hace un exhaustivo informe de lo que encuentra en tierras del Morelló. Parte de su informe lo dedica al pequeño túnel todavía existente.

 

La boca del corredor ó mina subterránea que Escolano llamó cueva mira al sur, y se excavo á pico como las paredes perpendiculares y el techo en arco de la mina. Esta tiene 5 palmos de ancho, 40 de largo, y 8 de altura, sucesivamente menor hacia el fondo, donde no llega á 6. Hay allí en el techo un agujero de dos palmos de diámetro, que en forma de chimenea sigue hasta lo alto de la loma, cubierta hoy día de arena, donde se cree existieron algunos edificios. Vista la estrechez del agujero y la poca comodidad de la mina, parece imposible que esta haya servido de entrada á los baños. Tal vez sirvió para dar salida á las inmundicias que pudieron acopiarse en las habitaciones; lo que se hace verosímil, porque aun se reconoce parte del canal que desde la boca torcía hacia el oriente; bien que está tan deformado, que apenas se puede adivinar á donde iba, y cual fue su figura.

Manuel González Simancas, arqueólogo y militar, viene a Calpe en 1907 y no nos concreta prácticamente nada sobre la supuesta cueva/túnel. González Simancas se limita a decirnos que tendrá una longitud de un kilómetro, lo cual nos lleva a pensar que en aquellos años existía o todavía introduce más misterio a este tema.

Después de todo lo expuesto el misterio continua sobre la leyenda del famoso túnel de la reina mora.

Andrés Ortolá Tomás

 

miércoles, 29 de enero de 2020

DESCRIPCIÓN DEL CAMINO ENTRE ALTEA Y CALP EN 1853

DESCRIPCIÓN DEL CAMINO ENTRE ALTEA Y CALP EN 1853
  Por Jaume Pastor i Fluixà
  El camino de herradura entre Altea y Calpe que se dirige desde el SO al NE es muy inconveniente, desigual y pedregoso, hallándose el mal paso conocido en el país, por el Collado de Calpe, en una de las ramificaciones de la sierra de Bernia que forma el cabo de Toix al NE de Altea.
Abierta una parte aislada de la caja del nuevo camino carretero es preciso construir un puente de gran elevación sobre el barranco del collado para evitar la subida a la cima de este ultimo, pero suspendidas las obras por su gran coste no se saca ventaja de lo ejecutado dando lugar a que se inutilicen los capitales invertidos.
La ensenada de Calpe nada ofrece de notable y en ella solo en verano tienen seguro abrigo las embarcaciones: la forma el cabo de Toix y por el NE el eponente Hifac grande altura aislada a la misma orilla del mar.
Desde Calpe se abandona la orilla   del mar por lo escarpada que es la costa”
Otras notas sobre el camino entre Altea y Calp son las siguientes, “pasado el barranco de Galera, que no lleva corriente más que en épocas lluviosas, así como los otros barrancos que hay antes, se separa el camino de la costa  e internándose en la cordillera que forma el cabo Toix, ramificación del monte Serrella y sierra de Aitana, empiezan las subidas y bajadas que se aumentan en puntos notablemente y conforme se avanza en la marcha para pasar el barranco y collado de Calpe, puede decirse que el camino se convierte en un desfiladero completo, tanto por el gran declive de las estériles montañas que se elevan a izquierda, como por los muchos escarpados de piedras que estas tienen, mayormente en sus cumbres y que imposibilitan  el franqueo sin largos rodeos. El paso por este camino será muy pesado para las tropas por las muchas cuestas y la naturaleza del piso pedregoso en especial después del trozo del camino carretero construido y en la mala subida al collado. En el descenso a  la parte NE desde la cima del Collado se encuentran semejantes accidentes, reuniendo el camino las mismas circunstancias que por el otro lado y siendo sucesivamente más suaves las pendientes permite el cultivo  en algunos puntos para sembrados y garroferales escalonados como los de este país, hasta que cerca del corral de Pere Roig el camino, más distante ya de la cordillera que se pasó, queda en disposición de ser flanqueado por infantería, siendo el piso menos pedregoso y sin variar  los cultivos en el intervalo que queda hasta Calpe. El barranco del Collado está seco ordinariamente y sus márgenes son sumamente escarpadas y muy elevadas ala izquierda del punto por donde lo atravesamos”,
En estas observaciones militares, también encontramos una interesante descripción de nuestro pueblo que dice así; “Calpe villa de trescientos quince vecinos, situada en una loma próxima al mar, en la ensenada que forma el cabo de Toix  y el monte Hifac. La población está cerrada con su muro de mampostería aspillerado de 20 a 25 pies de altura  y 2  ½ de espesor y su trazado  de frentes  bastionados. Tiene dos únicas salidas, la de tierra al NO y la del mar al SE; la primera comunica con el pequeño arrabal contiguo al muro. Por SO domina la población la eminencia sobre la que se halla la ermita del calvario y sus alrededores son desiguales cultivados con viñedos,  sembrados y algarrobos, la ensenada solo proporciona abrigo a las embarcaciones en los veranos, no estando su puerto habilitado.
 Las 240 casas de que se compone son de dos pisos pequeños y de reducidas comodidades.  Los medios de subsistencia son escasos y corto el número de transportes que podrán hallarse en este punto” Como se verá en las notas que acabamos de transcribir se recogen fundamentalmente datos de interés castrense, como son población, medios de subsistencia, medios de transporte, etc.
El hombre de hoy acostumbrado a la comodidad del automóvil, parece haber olvidado las distancias de antaño. Ahora con buenas carreteras y buenos coches, llegar al pueblo vecino es cuestión de minutos. En el siglo pasado el mismo trayecto, sin los medios de locomoción actuales y con caminos pedregosos de difícil transito, no se podía llegar al pueblo vecino en menos de dos horas. A continuación detallamos el itinerario desde Altea a Calp describiendo al minuto los accidentes o hitos de interés para el viandante.
Salida de Altea,......9’ travesía. Desde este punto el camino es de herradura.
A un minuto, casa a la izquierda
2’ acequia pequeña
4’ otra acequia mayor
7’ se entra en el cauce del río Algar
13’ se sale del cauce antedicho y molino harinero a la izquierda
15’ casa a derecha para secar la pasa
16’ casa estanco a la izquierda
18’ camino de herradura a Altea la Vieja a1/2 hora a la izquierda
19’ alcantarilla y acequia pequeña. Casa de Leco a la derecha
20’ casa la Bela a la izquierda
21’ secador de pasa a derecha
22’  vereda de labores por la izquierda y alcantarilla sobre acequia
23’ otra acequia
25’ casa de Valdes a izquierda
26’ casa de Chorro a izquierda y otra a derecha
34’ casa del Herrador a izquierda
35’ otra casa de Chorro a izquierda
36’  camino de herradura a Callosa a 2 ½ horas a izquierda barranco de Fornell y Venta de Benito a izquierda, pasado este
40’ casa de Ferrer a  izquierda
41’ camino de herradura a izquierda que sale otra vez al que llevamos     a2’ por la izquierda y casa de carabineros a izquierda
49’ barranco de la Olla
51’ barranco de la Galera, empieza  la subida, pendiente de 7’
58’  principia bajada rápida de 5’ ; por haberse abierto la caja de la carretera proyectada, ensancha desde aquí el que se lleva
1 hora 3’ alcantarilla de mampostería con pretil
1 h  7’ otra alcantarilla igual y empieza subida suave
1 h  12’ otra alcantarilla pequeña
1 h    28’ barranco del Collado y fin de la bajada. Principia una subida penosa al Collado de Calpe
1 h    31’ Ventorrillo del Collado a derecha y casa de carabineros a izquierda
1 h    42’ cima del Collado, concluye la subida y bajada pendiente de 12’
1 h  54’ principia subida como la pendiente de 5’
1 h  59’ bajada más suave
2 h  4’ camino de herradura a Benisa 2 h. a izquierda
2 h  10’ cesa la bajada y principia la subida poco inclinada de 3’
2 h 13’ corral de ganado de Pere el Roig a derecha
2 h 16’ ermita del Calvario a 2’ a derecha
2 h 18’ camino derecho a la ermita antedicha
2 h   20’    empieza el muro de Calpe a derecha y casas del arrabal a izquierda
2 h   21’ puerta de tierra a Calpe a derecha y camino de herradura izquierda a Benisa.
Gracias a la exquisita amabilidad y múltiples atenciones que ha tenido con nosotros el Coronel Hº D. Angel Paladini Cuadrado que puso a nuestra disposición ricos fondos documentales del Ejercito hoy podemos ofrecer a nuestros paisanos las notas anteriores, confiando que en posteriores ocasiones podamos brindar otras noticias sobre nuestros pasado.
La transcripción anterior está sacada del "Ytinerario de Catarroja a Alicante por Alcoy y de Alicante al mismo punto de partida por el litoral" Ejecutada por los capitanes del Cuerpo de E. M. del Ejercito D. Nicolás Lloret y Reimer y D. Manuel Cortés y Morales de la S.D. del S. G. E.
Este interesante relato  publicado en la Revista Calp de Abril de 1985 por nuestro malogrado Jaume Pastor i Fluixà nos acerca a una realidad perfectamente asumida por nosotros y que en ocasiones hemos comentado en estas mismas páginas, la escasez de medios en aquella época para acondicionar los caminos que todavía seguían siendo de herradura y que hasta 1889 en que definitivamente se termina el puente del Mascarat, no abre esta comarca de la Marina al transporte terrestre y que  da el gran salto a la modernidad, entre comillas, con la apertura de la vía férrea del trenet en 1915.
Andrés Ortolá Tomás


DESCRIPCIÓN DEL CAMINO ENTRE CALP Y BENISSA EN 1853

DESCRIPCIÓN DEL CAMINO ENTRE CALP Y BENISSA EN 1853

En 1853 Nicolás Lloret Reyner y Manuel Cortés Morales, capitanes de Estado Mayor de la Capitanía General de Valencia, redactaron un informe sobre el itinerario que habían realizado entre Valencia y Alicante -ida por el interior y vuelta por el litoral- en la primavera de aquel año. El objetivo de este informe militar era dejar constancia de la situación en que se encontraban las comunicaciones terrestres entre ambas capitales, mencionando los accidentes geográficos, los cultivos, el estado de los caminos y puentes, de las casas de campo orilladas en los caminos y, por supuesto, las características de cada una de las poblaciones que eran visitadas -números de habitantes y de casas, estado de las fortalezas allá donde las hubiera, hospitales, pensiones, fábricas, comercio, etcétera-, así como de las poblaciones más próximas.
Hoy queremos exponer a la curiosidad de los calpinos (ya se hizo en estas mismas páginas el correspondiente de Altea hasta Calp) el que desde nuestra villa se dirigía a Benissa a través de tierras de labor y atravesando el Barranco del Pou Roig. Por supuesto en aquellos años, este era un camino de herradura y por tanto, no apto para carros. El camino arrancaba de la entonces Plaza del Mercat recorriendo lo que posteriormente ha sido la calle de la Fuente.
Plano de Calpe de la misma época, donde se ven los caminos que salían de nuestra villa.
Y dice así: “El camino de herradura de Calpe a Benisa que seguimos es incomodo para el transito por las piedras del piso, internándose entre viñedos, tierras labradas y garroferales, valiéndose para facilitar estos cultivos de escalones formados por tapias de piedras.
Vencida la corta bajada del arrabal continúan sin desniveles notables el camino ligeramente ondulado a su proximidad hasta acercarse al barranco del Pou Roig o de Bernia, el cual es de fondo peñascoso y márgenes poco elevadas, y sólo lleva aguas en los tiempos de lluvia y cuando estas son considerables suele interceptar el paso mientras continúan. Por donde se atraviesa ahora determinan sus vertientes de derecha, una parte de la cordillera que forma el cabo Toix, llamado monte Bernia, y de que antes nos apartamos, y las vertientes de su izquierda lo son las de la cordillera ramificación de la anterior, por cuya ladera se empieza a ascender inmediatamente después de salir del barranco, no permitiendo la inclinación y los escalones de los cultivos el acceso a infantería en todas direcciones. Terminadas las subidas al ventorrillo de Cabrera se marcha por la cumbre de la última cordillera mencionada, marcándose por consiguiente la dirección de aguas al barranco citado y a otro de la derecha que se une al anterior antes de su conclusión en el mar, oponiéndose a la fácil bajada a ambos las mismas causas que imposibilitaban la salida del camino mientras la subida a la cima en que nos hallamos continuando por ella ascendiéndose hasta la ermita de San Antonio y sin descender en el intervalo que queda a Benisa.
Continua la descripción al minuto de los accidentes y casas que se encuentran en el camino o a poca distancia.
Salida de Calp desde la plaza del mercado.
Calle Mayor y Plaza del Mercado desde arrancaba el antiguo camino a Benisa y Altea.

1' concluye el arrabal y se sigue en descenso hasta 3' de la puerta.
6' casas de viñadores a los lados un poco separadas.
12' casas en los dos lados a 1'
17' camino de herradura a una casa de campo que dista 1' por la izquierda.
Esta casa existe todavía y es conocida como de la Soliva.
Casa de la Soliva
21' otro camino de herradura a izquierda al que de Altea va a Calpe.
Aquí se une el camino que viene de Altea hacia Benissa.
27' barranco del Pou Roig o de Bernia.
Aquí el camino se introduce en el interior del barranco.
Aspecto del camino
A la izquierda, hace diez años. A la derecha en la actualidad
28' se sale del cauce del barranco a la margen izquierda y empieza subida suave.
33' camino de herradura a la casa de Mirall 1' a derecha.
47' concluye la subida.
51' ventorrillo de Cabrera a derecha. Se refiere a la actual Venta de la Chata.
1 hora y 1' subida poco inclinada a 5'.
1 h. 6' casa del Pinar a 1' a izquierda.
1 h. 8' Ventorrillo de Crespo a derecha y principio de otra subida igual a la última.
1 h. 14' camino de herradura a la derecha a labores.
1 h. 20' termina la subida.
1 h. 23' casa pequeña a 2' a izquierda.
1 h. 27' principio de otra subida pendiente de 3'.
1 h. 35' ermita de San Antonio a la izquierda.
1 h. 37' camino de herradura a Jalón a 2 h. a izquierda.
1 h. 43' otro camino a labores al mismo lado.
1 h. 46' molinos de viento a izquierda.
1 h. 50' tapia a la izquierda.
1 h. 52' casas de Benisa a la derecha y a 2' empiezan casas del mismo pueblo a la izquierda.
Panorámica del término de Calp
En estas observaciones militares, también encontramos una interesante descripción de nuestro pueblo que dice así; Calpe villa de trescientos quince vecinos, situada en una loma próxima al mar, en la ensenada que forma el cabo de Toix y el monte Hifac. La población está cerrada con su muro de mampostería aspillerado de 20 a 25 pies de altura y 2 ½ de espesor y su trazado de frentes bastionados. Tiene dos únicas salidas, la de tierra al NO y la del mar al SE; la primera comunica con el pequeño arrabal contiguo al muro. Por SO domina la población la eminencia sobre la que se halla la ermita del calvario y sus alrededores son desiguales cultivados con viñedos, sembrados y algarrobos, la ensenada solo proporciona abrigo a las embarcaciones en los veranos, no estando su puerto habilitado.
Las 240 casas de que se compone son de dos pisos pequeños y de reducidas comodidades. Los medios de subsistencia son escasos y corto el número de transportes que podrán hallarse en este punto”

Plaza del Mercado y calle del Calvario.
A la vista de este informe podemos ver que prácticamente se tardaban dos largas horas entre Calp y Benissa y dos y media hacia la vecina Altea. Nada que ver con lo que estamos acostumbrados hoy en día.
Andrés Ortolá Tomás

La calle fantasma

La calle fantasma
Hay en Calp una calle que entiendo es desconocida para la gran mayoría de los vecinos. No existe ningún calpino vivo que haya visto este callejón sin los muros que lo tapian desde hace muchísimos años. En realidad, casi ningún viandante de los muchos que transitan en las calles que delimitan este callejón se han fijado en el muro que tapa tres de sus salidas. Solamente la parte que desemboca a la calle Balmes tiene una puerta que da al citado lugar.

Vista aérea.
El callejón queda más oscuro.
Tiene su origen cuando a mediados del siglo XIX surge la necesidad de la expansión del casco urbano fuera de las murallas construidas durante los años 1745-48 hacia lo que hoy es conocida como la Plaza Mosquit o las nuevas calles de la Purísima, Ermita o la ampliación de la calle San José. Por alguna razón, extramuros del baluarte de Santa María y siguiendo el perímetro exterior del mismo, queda un pequeño callejón de unos tres metros de anchura en algunos puntos del mismo y de dos en otros. Este baluarte venía desde la Plaza de España siguiendo las hoy fachadas de la calle José Antonio, doblando a la izquierda a cruzar la calle Cervantes y nuevamente a la izquierda a salir a la calle Balmes.

 Plano actual
El trazo oscuro corresponde a las antiguas murallas.
El motivo por el cual se clausura este callejón es completamente desconocido por parte de todas las personas entrevistadas. Alguna de ellas a principios de los ochenta y vecino toda su vida de la calle Cervantes. Uno de los motivos podría ser la dejadez de las calles calpinas en los primeros años del siglo XX. Era muy habitual el tirar desperdicios a la vía pública y el abandonar restos de escombros en cualquier lugar. Posiblemente, el callejón fuera un foco de inmundicias. Valga como ejemplo el acuerdo del consistorio calpino del 19 de Julio de 1904 referente a un terreno que en aquellos años hacia esquina con el callejón que nos ocupa. En el citado acuerdo se ordena al propietario del solar de la calle del Calvario lo siguiente; “pues además de ser una amenaza constante para la salud del vecindario por encontrarse dicho solar convertido en un verdadero foco de inmundicias, constituye un peligro frecuente para el transeúnte y como esto afea el ornato público” y se acuerda se obligue al propietario a que dentro de un plazo prudencial a juicio de la Presidencia, circuyan de pared dicho solar a una altura conveniente”.

Calle Cervantes.
 El callejón cruza la calle a derecha e izquierda.
Con el paso del tiempo, el lugar ha sido motivo de conflicto con los colindantes de ambas partes del callejón al querer alguno de ellos hacer reformas en sus casas y en algunos casos abrir ventanas hacía el lado del vecino. Como quiera que este callejón está reconocido como vía pública en todos los Planes Generales del municipio el resultado final es que se han abierto ventanas.
Como hemos dicho, son muchos los litigios entablados entre los vecinos del lugar especialmente entre Filomena Ronda y Teresa Femenia, colindantes en la parte entre la calle José Antonio y Cervantes. Como muestra, la última resolución por parte del Pleno Municipal sobre este litigio entre las vecinas, acta del día 25 de Septiembre de 1972 y que en su punto 13 del orden del día dictamina: 13º Callejón que va desde la calle Cervantes a la de José Antonio.-

Copia de uno de los varios acuerdos del Ayuntamiento calpino

Se trae nuevamente el expediente obrante en este Ayuntamiento para determinar los concernientes sobre el callejón sito entre las propiedades de doña Filomena Ronda y doña Teresa Femenía, y teniendo en cuenta lo dispuesto en la legislación vigente y el informe emitido por el Arquitecto Municipal, por unanimidad, se acuerda:
1º Calificar como bien de uso público el citado callejón y dado su carácter demanial calificarlo asímismo como de servicio público.
2º Prohibir a las partes litigantes para que se abstengan en lo sucesivo de realizar obras o trabajos que puedan afectar al terreno físico del citado callejón.
3º No entrar este Ayuntamiento en la colisión intersubjetiva de intereses particulares cuya competencia escapa de las facultades municipales.
4º Que se comunique este acuerdo a las partes interesadas.
5º A propuesta del concejal Sr. Vives también se acuerda por unanimidad ratificarse en acuerdos anteriores para la apertura del referido callejón.

Izquierda, tapia calle Cervantes y resto de muralla.
 Derecha, puerta calle Balmes.
Como podemos ver la cosa venía de lejos. Los litigios entre los colindantes de este lugar han sido, aunque puntuales, constantes en el tiempo. Aunque no se entiende el porqué no se ha abierto, a pesar de este acuerdo del Ayuntamiento, el callejón.
Andrés Ortolá Tomás

La calle de la Purísima

La calle de la Purísima

Esta es una de las calles más recientes de nuestra población al estar ubicada extramuros. No es hasta finales del siglo XIX que tenemos constancia de las primeras casas en el eje del camino que desde Altea se dirigía hacía parte de la Manzanera y al antiguo Arrabal del Mar.
Muchas de las casas están adosadas a la antigua muralla construida en 1747, que desde la calle San José atraviesa hasta el final de la calle Stmo. Cristo.
Parece ser que la calle la Purísima no existía como tal con anterioridad a 1871. En el censo electoral de ese año no consta ningún elector en dicha calle. En el Censo de 1885 nos encontramos en el mismo caso.
Sin embargo, en el Censo de Solares y Viviendas de 1893 (el primero que se elabora en Calpe) constan varias propiedades y algunas casas.
Las primeras casas se construyen en los números pares (bajando a la derecha) siendo solares sin edificar, los de la parte izquierda de la calle que están adosados a la parte externa de la muralla.

Propietarios de viviendas:
En el número 2- Esteban Martí Puigcerver. Jornalero de 36 años.
“ “ 4- Antonio Perles Perles. Labrador de 46 años.
“ “ 6- Pedro Jaime Carratalá Beltrán. Herrero de 33 años. Vive calle Mayor.
“ “ 8- Bernardo Sala Garcelá.
“ “ 10- Evaristo J. Boronad Vallés. Marinero de 51 años.
“ “ 12- Jacinto Avargues Femenía. Labrador de 44 años. Vive  calle del Calvario.
“ “ 14- José Devesa Cuello. Marinero de 33 años. Vive en la calle San José.
Propietarios de solares:
José Zaragoza Tous, Amparo Llorca Martinez, Francisca Cerdá Perez, Josefa Ausina Pastor, Juan García García y José Martí de Rosa.
En fecha del 1º de Octubre de 1898 es nombrado cartero el sargento segundo Miguel Bordes Ausina que instaló la primera cartería en la calle de la Purísima. Así mismo estuvo en este lugar la oficina de telégrafos. Años más tarde (1931) esta misma casa fue cuartel de carabineros y posteriormente, de la Guardia Civil.

En el Censo Electoral de 1900 existe un nuevo vecino. Se trata de José Tur Boronad. Jornalero de 25 años. Aunque de los propietarios reseñados, solamente 5 viven en la calle de la Purísima.
El día 17 de Agosto de 1902, el Ayuntamiento presidido por Felipe Jorro Nomdedeu acuerda sobre la imperiosa necesidad el ensanche del camino que es continuación del que arranca del final de la calle de la Purísima por imposibilitar el tránsito de los carros que con tanta precisión deben atravesar el trozo de camino que se halla en un estado verdaderamente lamentable, para tener salida á la calle del Arrabal del Mar y desde allí á otros puntos y poder verificar los acarreos de productos agrícolas y otros géneros”. Por la alcaldía se propone la compra de una faja de terreno propiedad de Josefa Mulet Guillem.
El 7 de Septiembre del mismo año se formaliza la compra a dicha señora por la cantidad de 131,25 pesetas con cargo a la asignación abierta para la mejora de caminos. En la segunda y tercera semana del mes de Octubre se realizan los trabajos de ensanche y explanación del camino que conectará ambas calles, siendo el coste de 150 pesetas la primera y 160 la segunda. El coste de la piedra empleada es de 100 pesetas.
Era muy común el que los solares sin edificar en el casco urbano se utilizaran como vertederos por el vecindario. Como muestra, en la sesión del 19 de Julio de 1904 en el que se ordena al propietario de un solar de la calle del Calvario lo siguiente; “pues además de ser una amenaza constante para la salud del vecindario por encontrarse dicho solar convertido en un verdadero foco de inmundicias, constituye un peligro frecuente para el transeúnte y como esto afea el ornato público” y se acuerda “se obligue al propietario a que dentro de un plazo prudencial a juicio de la Presidencia, circuyan de pared dicho solar a una altura conveniente”. Esta situación de suciedad de calles y solares se mantiene a lo largo de muchos años. Son muchas las llamadas desde el consistorio calpino – y las sanciones- para solucionar el problema. No es hasta finales de marzo de 1950 en que se acuerda “en bien de la higiene y decoro de la población la recogida de basuras a domicilio, la comisión acuerda la adquisición de un carro de mano, sistema volquete, adecuado para dichos fines e instalar unos estercoleros de carácter público, todo con el fin de suprimir los muladares existentes en los alrededores de la villa que tanto desdicen de la sanidad local”.

La construcción en 1917 del primer cine de nuestra localidad propicia que en algunos años de las décadas de los 40-50 esta calle se convierta en el paseo habitual de los calpinos a la salida de misa o por las tardes. El popular Casino de Fina contribuye a hacer más agradables los paseos y la estancia en las mesas, tanto en el interior del local, como de las que se instalaban en plena vía pública.
En el catastro de solares de 1941 existen 18 casas en la calle.
Hoy en día, la calle Purísima tiene alguna de las casas más emblemáticas de Calpe.
Andrés Ortolá Tomás

La calle de la Virgen de las Nieves

La calle de la Virgen de las Nieves
Esta calle formaba parte de la pequeña trama urbana de la primitiva ciudadela calpina y que al estar la mayoría de las viviendas adosadas a la muralla, solamente había- como calle propiamente dicha- la de la Virgen de las Nieves. El resto del recinto amurallado comprendía la Plaza de la Villa y la plazoleta de la Iglesia. La primera noticia que tenemos es en el Censo Electoral de 1871 en las elecciones del 8 de Marzo de ese mismo año. En aquellos años el Censo estaba formado por los varones mayores de 25 años, por tanto, son solamente los hombres los que figuran en este censo.

Año 1744. La Ciudadela de Calp. 
En el podemos ver que en la calle de las Nieves vivían los electores siguientes:
José Boronat Perles de 50 años de edad, en el número 11.
Antonio García García, de 29 y en el número 7.
Juan Martinez Torres de 61 en el número 1.
José Mestre Tró, de 26 y en el número 6.
Gregorio Orozco Barber, de 62 y en el número 10.
Marcos Perles Garcelá, de 42 y en el número 9.
Juan Perles Tur, de 43 y en el número 44 (sic..).
Francisco Roselló Peris, de 28 y Pedro Roselló Perles, de 57 (padre?) en el número 5.
José Sau Beltran, de 32 en el número 4.
Pedro Serra Tomás, de 27 en el número 2 ó 4 (está ilegible).
Como podemos ver, solamente vivían en diez casas de la calle, vecinos con derecho a voto. Posiblemente, existiera alguna vivienda que podía no haberse construido todavía ( como veremos más tarde, en el Censo de Fincas Urbanas de 1893, existen 12 casas en esta calle) o por el contrario, no estar habitada.
Ya en el Censo de 1885 los electores son algunos menos. No creemos que se deba a una disminución del número de los vecinos. Podría deberse al cambio de la Ley Municipal de 17 de Diciembre de 1876 en el que se introducen algunos cambios en el derecho al voto. A saber: serán electores los vecinos cabezas de familia con casa abierta que lleven dos años por lo menos de residencia fija en el término municipal, y venga pagando por bienes propios alguna cuota de contribución de inmueble, cultivo y ganadería, o de subsidio industrial o de comercio, con un año de anterioridad a la formación de las listas electorales....Observamos que las restricciones en una población como nuestra villa, mayoritariamente modesta e eminentemente agrícola y marinera, son evidentes.

Parte de la antigua ciudadela, dentro, la calle Virgen de las Nieves
En 1885 tenemos como electores con derecho a voto a:
Antonio Jorro Castelló, de 66 años en el número 3.
Juan Martinez Torres, de 72 años, vecino del número 1.
Andrés Perles Garcelá, de 55 años, en el número 7.
Pedro Roselló Perles, de 71 años, en el número 3.
Parece ser, que por la edad que tienen, son todos ellos cabezas de familia. Solamente repiten, catorce años después, dos vecinos: Juan Martinez Torres y Pedro Roselló Perles.
En el Censo de Fincas Urbanas de 1893 ( el primero que se realiza en Calp) son 15 las viviendas y en una de ellas se encuentra uno de los hornos ( tres) que tenía Calp en aquellos años, propiedad de José Zaragoza Thous.
Juan Martinez Torres. Fallecido. Viven sus herederos. Número 1.
José Sau Beltran. También fallecido. Número 2.
Francisco Roselló Peris. Vive en el 3.
Pedro García García. Vive en el 5.
Vicente Ripoll “Fortu”. Vive en el 6.
Marcos Perles Garcelá. Vive en el 7.
La viuda de Vicente Peris Llana es propietaria del número 8. Domiciliada en Argelia.
José Zaragoza Thous. Horno en el número 12.
Adriana Perles Zaragoza. Vive en el 14.
Francisco Blanquer Yvars. Vive en el 16.
Juan Garcelá Martínez. Propietario del número 18. Vive en calle del Calvario 16.
Francisco Morató Martí. Vive en el número 20.
La viuda de Juan Jorro posee una de las viviendas. Está domiciliada en Argelia.
Discurren los años en esta pequeña comunidad de gente modesta y trabajadora, ya en el campo, ya en la mar.
Llegado el año 1941, tenemos el siguiente Registro Fiscal de Viviendas en el que muchos de los antiguos propietarios han fallecido y son sus herederos o nuevos inquilinos los que habitan en las once casas de la calle de la Virgen de las Nieves.

Nuevamente y el paso de los años, nos trae un nuevo acontecimiento que será, sin ninguna duda, la partida de defunción de la calle dedicada a nuestra patrona. Nos estamos refiriendo a la construcción del templo que ocupa a día de hoy la Plaza de la Villa. En las fiestas de Octubre de 1963, el párroco Enrique Garrigós manifiesta su decisión de levantar un nuevo templo dada la poca capacidad de la iglesia calpina. Con este fin, en Febrero de 1964 se adquieren las primeras cuatro viviendas de las siete que se derribaran para que quede un solar lo bastante amplio para ubicar el templo que se pretende construir. Finalmente, en Junio de 1968 es derribada toda la manzana de casas que comprendía desde la calle Virgen de las Nieves hasta la Plaza de la Iglesia, quedando en pie, solamente las cuatro casas adosadas a la muralla. A día de hoy, y en su estado original, solamente se mantiene una casa de las que antiguamente conformaban la calle de las Nieves: la casa que fue de Vicente Ripoll “Fortu” y de su esposa María Pastor Noguera y que se encuentra en estado ruinoso.

Ya reformada en parte, la casa que fue de José Cabrera Crespo, convertida en un restaurante hace algunos años.
Es paradójico que la patrona de Calp no tenga una calle dedicada a su memoria. Desde 1968 se han abierto en Calp multitud de calles y nadie ha pensado en reponer la que se demolió en aquellos años no tan lejanos. Quizás con el cambio de nombres de estos últimos años se podía haber dedicado la antigua calle del Calvario a nuestra patrona. Es una de las pocas calles de nuestra villa en la que viven más calpinos autóctonos y pensamos que verían con buenos ojos este nombre.
Andrés Ortolá Tomás

La farmacia en Calp

La farmacia en Calp

Las farmacias eran el último refugio de la alquimia con sus morteros, probetas y sus mecheros Bunsen casi siempre prendidos, sobre todo en invierno y su delicadísima balanza y sus papelitos, con sus frascos de vidrio y de porcelana con sus impresionantes latines grabados donde se guardaban las drogas puras para las recetas magistrales, con sus enormes libracos donde se las registraban. Todo eso creaba un conjunto que envolvía a las boticas.

La primera farmacia de que tenemos noticia (antes había que desplazarse a la vecina Altea) es la de José Mª Ortiz Fabregat que se encontraba en la antigua calle del Calvario. Este farmacéutico se instala en Calp en 1927 conjuntamente con su hermana. Pensamos que la casa donde se instala no es de su propiedad ya que es Cosme Jorro Ripoll el que anuncia la venta de la farmacia de Calp en la prensa a partir de Septiembre de 1934. Así mismo, el Diario de Alicante en su edición del 24 de mayo de 1934 publica un edicto del ayuntamiento calpino de que está vacante la plaza de farmacéutico titular con el haber de 1.650 pesetas anuales.

Anuncio vacante farmacéutico del 24 de Mayo de 1934
Sin embargo, según nos contó Jenaro Calatayud Sanjuan en su artículo Memorias de un desmemoriado, en el libro del Tercer Centenario de 1982 y que transcribimos: Abril de 1935. Me hallaba yo, por aquellas fechas, en Alicante con mi carrera de Farmacia terminada hacia dos años, esperando una ocasión de establecerme y practicando en la farmacia de don José Bonmatí, por lo cual hice amistad con el practicante de dicha farmacia.
Un buen día este amigo me indicó que en Calpe el farmacéutico quería traspasar la farmacia. Que era una ocasión buena para establecerme, ya que no contando yo con grandes medios económicos, ésta la daban con grandes facilidades y por un traspaso económico.
Consulté con mi madre (en aquel entonces vivíamos solos mi madre y yo, en Benalúa) y convinimos en que me desplazaría primero yo, para ver que tal era el pueblo, rendimiento de la farmacia, concretar precio, etc.
Hube de tomar el tren de la Marina que, por lo demás, era el único medio de comunicación y que aún subsiste. Desde la estación, se divisaba el pueblo, tan pequeño que me descorazoné pensando que mal podría vivir del rendimiento de su farmacia. No obstante, bajé a pie desde la estación al pueblo, e indagando donde estaba situada la farmacia, me indicaron que estaba en una casa de la que hoy es calle de José Antonio. Por cierto, que cuando me presenté en el no se hallaba el dueño (don José María Fabregat, si no recuerdo mal) y se hallaba atendiéndola una hermana de él. Como plenipotenciaria, entablamos las negociaciones pertinentes, y al fin nos pusimos de acuerdo en el traspaso y plazos de pago.
Mi madre aprobó todo, y como resultado étenos a los pocos días en Calpe, tomando posesión de la farmacia, e instalando en ella los muebles que nos trajimos de Alicante, pues además del local de farmacia, era vivienda también.
Constaba la farmacia de un pequeño local a cuya derecha, según se entraba, había una única estantería, con los específicos, que en aquella época se podían contar con los dedos de la mano, y un mostrador frontal coronado de cristales esmerilados, con una ventanita corrediza en el centro, por donde se despachaba, y una puerta en el extremo izquierdo, que cerraba el paso a la trastienda.

En esta calle estuvo la farmacia durante más tiempo.
Primero en el número 18 y después en el 11.
Era la misteriosa trastienda, que entonces ya se llamaba laboratorio, que siempre despertaba en la gente, curiosidad, admiración y una pizca de temor.
Era el lugar donde por obra de una mágica superior, como en un hechizo, se elaboraban los preparados que calmarían las toses desgarrantes, aliviarían los dolores y devolverían la salud desmejorada o perdida.
Para dar una idea de las ganancias, diré que las ventas diarias nunca sobrepasaban las veinticinco pesetas y, gracias a que casi todo eran fórmulas magistrales (medicamentos elaborados por mí), podía alcanzar unas doce pesetas de ganancia.
Me presenté a las autoridades del pueblo y no tardé en entablar amistad con don Antonio Jornet, entonces médico titular, y en especial con sus hijos de edad parecida a la mía; igualmente hice amistad con los maestros de entonces, don Paco Amoros, don Fernando y doña Clarita.
Imaginemos por un momento: el Calpe (contaba con 2.000 habitantes) de los años 30, las reuniones en la trastienda de la farmacia de Jenaro Calatayud. Un lugar, además donde algunos pocos privilegiados (los maestros, el cura, el medico) eran los habituales a sus tertulias. Rodeados por el aroma de las drogas se realizaban estas tertulias donde se discutía un poco de todo, problemas sociales, políticas, literarias y porque no también con algo de filosóficas.

Don Jenaro en el centro de la foto.

Nos sigue contando Calatayud: Especial mención merece la amistad con don Rafael Chirivella, médico; don Francisco Sendra, cura párroco y don Enrique Cardona (suegro de don Rafael), pues de esta amistad surgió, en una reunión que teníamos en la farmacia, la idea de componer un himno al Stmo. Cristo del Sudor.
Partió la idea de don Francisco Sendra, que me había oido tocar el piano algunos ratos y me creía capaz de componer algo aceptable. De don Enrique no se podía dudar de su facilidad para componer una buena letra por su condición de poeta y periodista. Así fue cómo me halle metido de lleno en este compromiso.
Quedamos pues en que don Enrique haría la letra del himno y sobre ella me las arreglaría para ponerle música. Así pues, al cabo de unos días, don Enrique me entregó la letra de todos conocida y confieso que me pareció tan buena, que llegué a dudar de poder componer una música digna de esta letra. Nunca más verdad aquel refrán que dice: “ Dios aprieta pero no ahoga”.
En efecto, al cabo de unos días de teclear al piano, cantar, e incluso berrear, obtuve una música cuyo principal mérito era que se acoplaba como un guante a la letra.
En una segunda reunión en mi casa, interpreté al piano el himno ante don Francisco y don Enrique, y cual sería mi asombro cuando me felicitaron calurosamente y me dijeron que era una preciosa música.
Ya unos días más tarde, el señor cura, don Francisco, reunió la banda de música en la iglesia, con la transcripción del himno para banda (no se quien realizó la transcripción, sería probablemente el mismo don Francisco). Invitado de honor de esta audición pública del himno, don Francisco quiso que dirigiera la banda entregándome la batuta. Sea por la emoción, sea porque en mi vida había dirigido ninguna banda, el caso es que con la batuta en la mano no daba una. A los pocos compases pues, el señor cura se hizo cargo de la dirección de la banda y con ello llegó a tan buen término la audición, que al final escuché la salva de aplausos que más me han enorgullecido en mi vida.
Muchos somos los calpinos que durante años hemos necesitado de los servicios de don Jenaro. Recuerdo cuando sólo era un niño a don Jenaro tocando el piano en la trastienda y a su hija Herminia, que a veces atendía el mostrador. Era Herminia una joven llena de vida, que lamentablemente la perdió cuando sólo contaba 18 años de edad.

Anuncio de 1949 de la máquina de escribir Hogar.
Inventada por Jenaro Calatayud y construida por Matías Pastor
Don Jenaro fue, aparte de farmacéutico, inventor. Entre varias cosas: de la pianola papirofónica, el tablero registrador de ajedrez, la máquina de escribir Hogar o la calculadora Ifach, entre otros inventos y compositor de la música del himno del Santísimo Cristo del Sudor, labor reconocida por pocos.
Tanto don Jenaro como su esposa María, durante los años de la posguerra española, fueron condescendientes con muchos calpinos que no podían pagar las medicinas y se limitaban a apuntar las pequeñas deudas hasta que podían pagarlas. Algunas personas, nunca llegaron a poder pagar y sin embargo, en ningún momento se les exigió el pago.
Durante muchos años (37) solamente existió en nuestra villa la farmacia de Calatayud, que posteriormente, cambió de ubicación a la calle del Generalísimo número 18 y finalmente al 11 de la misma calle.
En 1972 se instala una nueva farmacia con Francisco Savall Mascarell como titular. A día de hoy tenemos más de una decena de farmacias en nuestro término.
Andrés Ortolá Tomás